La violencia de los hombres
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La violencia de los hombres
Según el Instituto Nacional de Estadística, casi tres cuartas partes de los suicidios cometidos en España son masculinos.
El varón, arma de destrucción masiva
Los genocidios más grandes de la historia no han requerido misiles
Una de las noticias más esperanzadoras del año 2014 es la apertura de negociaciones con el régimen iraní en torno a su programa nuclear. Con razón, a la comunidad internacional le preocupa la proliferación de estas armas, de ahí que, de forma excepcional, al otro lado de la mesa nos encontremos actuando unidos a EE UU, Rusia, China y la Unión Europea. Pero pese a la increíble capacidad de destrucción de estas armas, hay quienes sostienen que no tienen tanto de excepcional; son, dicen, nada más que muchas toneladas de explosivos juntas. Algo de razón no les falta: el genocidio más importante de la historia, el cometido contra el pueblo judío, no requirió de armas nucleares, como tampoco fueron necesarios más que unas decenas de miles de machetes de fabricación china para terminar con los 800.000 tutsis que fallecieron en el genocidio ruandés. Las aproximadamente 135.000 víctimas de Hiroshima desafían nuestra comprensión, pero también lo hacen los casi 300.000 muertos en la batalla por Verdún. La cruda realidad es que, desde la noche de los tiempos, el ser humano ha mostrado una increíble capacidad de matar, y de hacerlo en masa y sostenidamente, y para ello se ha servido de cualquier cosa a su alcance: un machete, un AK-47, explosivos convencionales o bombas atómicas.
Un momento: “¿el ser humano?”. No exactamente. La práctica totalidad de todas estas muertes tienen en común un hecho tan relevante como invisible en el debate público: que fueron varones los que los cometieron. La historia militar no deja lugar a ninguna duda: los ejércitos han estado formados por varones, que han sido los ejecutores casi en exclusiva de este tipo de violencia, y sus principales víctimas. Cierto que guerrillas y grupos terroristas han incluido históricamente mujeres, a veces muy sanguinarias (en España, por desgracia, conocemos el fenómeno), pero la violencia bélica en manos de las mujeres ha sido una gota en un océano. El resultado, no por conocido, es menos trágico: solo en el siglo XX, las víctimas de estos conflictos desencadenados y ejecutados por varones se cobraron la vida de entre 136 y 148 millones de personas.
Podemos prohibir las bombas, pero detrás siempre hay un hombre
Se dirá que las guerras son cosas del pasado, típicas de sociedades predemocráticas. Pero ¿cómo explicar entonces el sesgo de género que domina la violencia en nuestras sociedades? No hablamos de sociedades atávicas, sino de sociedades occidentales, democracias plenas donde, como en Estados Unidos, las estadísticas nos indican que el 90% de todos los homicidios cometidos entre 1980 y 2005 lo fueron por varones, mientras que solo el 10% por mujeres. De todos esos homicidios, algo más de dos tercios (68%) fueron cometidos por varones contra varones, mientras que en uno de cada cinco (21%) un varón mató a mujer. Aunque sí que hubo mujeres que mataron a hombres, solo representaron el 10% de todos los homicidios, mientras que, significativamente, el porcentaje de mujeres que mataron a mujeres fue ridículo (2,2%). Así pues, las mujeres no matan mujeres, solo varones y, en gran proporción, en defensa propia. Claro que EE UU es una sociedad más violenta que otras, pero los datos de España, Reino Unido u otros países de nuestro entorno no son muy distintos: reveladoramente, la población penitenciaria española está compuesta en un 90% por hombres y en un 10% por mujeres. Al igual que la guerra, el homicidio y, en general, el crimen parecen ser fenómenos casi puramente masculinos.
Las violaciones son el capítulo más vergonzoso de los conflictos bélicos
Los efectos de una cultura patriarcal dominada por varones son tan demoledores que pareciera que en el mundo se libra una guerra (invisible, pero guerra) de varones contra mujeres. Según Naciones Unidas, el 70% de las mujeres han experimentado alguna forma de violencia a lo largo de su vida, una de cada cinco de tipo sexual. Increíblemente, las mujeres entre 15 y 44 años tienen más probabilidad de ser atacadas por su pareja o asaltadas sexualmente que de sufrir cáncer o tener un accidente de tráfico. En España y otros países de nuestro entorno, casi la mitad de las mujeres víctimas de homicidios lo fueron a manos de sus parejas, frente a un 7% de hombres, lo que significa que la probabilidad que tiene una mujer de morir a manos de su pareja es seis veces superior a la de un hombre.
La violencia sexual contra las mujeres es omnipresente y constituye uno de los capítulos más vergonzosos, y más silenciados, de la historia de los conflictos bélicos. Ello pese a la evidencia de que esa violencia no solo ha sido consentida sino alentada como arma de guerra. Según Keith Lowe, autor del libro Continente salvaje, la Segunda Guerra Mundial batió todos los récords de violencia sexual, especialmente contra las mujeres alemanas a medida que el ejército soviético se adentraba en Alemania (se calcula que dos millones fueron violadas como consecuencia de una política de venganza sexual deliberada). Hoy en día, la ONU estima en 200.000 las violaciones ocurridas en la República del Congo, una cifra similar a la ofrecida para Ruanda. Lejos de África, en el corazón de la Europa educada, la violación también fue un arma de guerra interétnica en el conflicto de la antigua Yugoslavia, donde se estima que entre 20.000 y 50.000 mujeres fueron violadas. A lo que se añade una larga lista de crímenes que solo las diferencias de género pueden explicar y que incluye el aborto selectivo de niñas, los crímenes de honor, el tráfico de mujeres con fines de explotación sexual o la mutilación sexual, que afecta a 130 millones de mujeres. No hace falta adentrarse en las sutilezas de la discriminación política, económica y social, en sí un hecho muy revelador de la subordinación generalizada de la mujer: el nivel de violencia física contra las mujeres que hay en el mundo lo dice todo. Algunos describen la violencia que se ejerce contra las mujeres solo por el hecho de serlo como “feminofobia”. ¿Por qué no nos suena nada este término, o alguno similar?
El 90% de la población española penitenciaria es masculina
Reconozcámoslo: los varones son el mayor arma de destrucción masiva que ha visto la historia de la humanidad, y hay unos 3.500 millones de ellos por ahí sueltos. Podemos prohibir las armas largas, las armas cortas, las minas antipersona, las bombas de fósforo o de fragmentación, las armas bacteriológicas, químicas y nucleares, pero al final estaremos siempre en el mismo sitio: detrás de cada arma habrá un varón. De ahí que Naciones Unidas haya adoptado varias iniciativas de alcance mundial, recurriendo para ello al propio Consejo de Seguridad, que en su Resolución 1.325 de 31 de octubre de 2000 hizo visible por primera vez la necesidad de una protección explícita y diferenciada para las mujeres y las niñas en escenarios de conflicto, así como la contribución fundamental que las mujeres hacen y deben hacer en lo relativo a la resolución de conflictos y la construcción de la paz.
Existen muchas posibles, y complejas, explicaciones sobre estos hechos. Tampoco son fáciles las respuestas que debamos dar, y mucho menos las medidas a adoptar. Pero los hechos están ahí, y son incontestables: los varones matan y se matan, mucho, y ejercen mucha violencia contra las mujeres. Sin embargo, el debate público sobre este hecho es inexistente. Antes que repuestas, este debate requiere preguntas, en realidad una sola pregunta: ¿son los varones armas de destrucción masiva?
José Ignacio Torreblanca
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2014/01/25/actualidad/1390669671_059501.html
NOTA MÍA: La palabra griega demokratía significa exactamente "la fuerza (no la voluntad) del pueblo". Y entre ese pueblo no se contaba a las mujeres, relativamente pobres en testosterona.
El varón, arma de destrucción masiva
Los genocidios más grandes de la historia no han requerido misiles
Una de las noticias más esperanzadoras del año 2014 es la apertura de negociaciones con el régimen iraní en torno a su programa nuclear. Con razón, a la comunidad internacional le preocupa la proliferación de estas armas, de ahí que, de forma excepcional, al otro lado de la mesa nos encontremos actuando unidos a EE UU, Rusia, China y la Unión Europea. Pero pese a la increíble capacidad de destrucción de estas armas, hay quienes sostienen que no tienen tanto de excepcional; son, dicen, nada más que muchas toneladas de explosivos juntas. Algo de razón no les falta: el genocidio más importante de la historia, el cometido contra el pueblo judío, no requirió de armas nucleares, como tampoco fueron necesarios más que unas decenas de miles de machetes de fabricación china para terminar con los 800.000 tutsis que fallecieron en el genocidio ruandés. Las aproximadamente 135.000 víctimas de Hiroshima desafían nuestra comprensión, pero también lo hacen los casi 300.000 muertos en la batalla por Verdún. La cruda realidad es que, desde la noche de los tiempos, el ser humano ha mostrado una increíble capacidad de matar, y de hacerlo en masa y sostenidamente, y para ello se ha servido de cualquier cosa a su alcance: un machete, un AK-47, explosivos convencionales o bombas atómicas.
Un momento: “¿el ser humano?”. No exactamente. La práctica totalidad de todas estas muertes tienen en común un hecho tan relevante como invisible en el debate público: que fueron varones los que los cometieron. La historia militar no deja lugar a ninguna duda: los ejércitos han estado formados por varones, que han sido los ejecutores casi en exclusiva de este tipo de violencia, y sus principales víctimas. Cierto que guerrillas y grupos terroristas han incluido históricamente mujeres, a veces muy sanguinarias (en España, por desgracia, conocemos el fenómeno), pero la violencia bélica en manos de las mujeres ha sido una gota en un océano. El resultado, no por conocido, es menos trágico: solo en el siglo XX, las víctimas de estos conflictos desencadenados y ejecutados por varones se cobraron la vida de entre 136 y 148 millones de personas.
Podemos prohibir las bombas, pero detrás siempre hay un hombre
Se dirá que las guerras son cosas del pasado, típicas de sociedades predemocráticas. Pero ¿cómo explicar entonces el sesgo de género que domina la violencia en nuestras sociedades? No hablamos de sociedades atávicas, sino de sociedades occidentales, democracias plenas donde, como en Estados Unidos, las estadísticas nos indican que el 90% de todos los homicidios cometidos entre 1980 y 2005 lo fueron por varones, mientras que solo el 10% por mujeres. De todos esos homicidios, algo más de dos tercios (68%) fueron cometidos por varones contra varones, mientras que en uno de cada cinco (21%) un varón mató a mujer. Aunque sí que hubo mujeres que mataron a hombres, solo representaron el 10% de todos los homicidios, mientras que, significativamente, el porcentaje de mujeres que mataron a mujeres fue ridículo (2,2%). Así pues, las mujeres no matan mujeres, solo varones y, en gran proporción, en defensa propia. Claro que EE UU es una sociedad más violenta que otras, pero los datos de España, Reino Unido u otros países de nuestro entorno no son muy distintos: reveladoramente, la población penitenciaria española está compuesta en un 90% por hombres y en un 10% por mujeres. Al igual que la guerra, el homicidio y, en general, el crimen parecen ser fenómenos casi puramente masculinos.
Las violaciones son el capítulo más vergonzoso de los conflictos bélicos
Los efectos de una cultura patriarcal dominada por varones son tan demoledores que pareciera que en el mundo se libra una guerra (invisible, pero guerra) de varones contra mujeres. Según Naciones Unidas, el 70% de las mujeres han experimentado alguna forma de violencia a lo largo de su vida, una de cada cinco de tipo sexual. Increíblemente, las mujeres entre 15 y 44 años tienen más probabilidad de ser atacadas por su pareja o asaltadas sexualmente que de sufrir cáncer o tener un accidente de tráfico. En España y otros países de nuestro entorno, casi la mitad de las mujeres víctimas de homicidios lo fueron a manos de sus parejas, frente a un 7% de hombres, lo que significa que la probabilidad que tiene una mujer de morir a manos de su pareja es seis veces superior a la de un hombre.
La violencia sexual contra las mujeres es omnipresente y constituye uno de los capítulos más vergonzosos, y más silenciados, de la historia de los conflictos bélicos. Ello pese a la evidencia de que esa violencia no solo ha sido consentida sino alentada como arma de guerra. Según Keith Lowe, autor del libro Continente salvaje, la Segunda Guerra Mundial batió todos los récords de violencia sexual, especialmente contra las mujeres alemanas a medida que el ejército soviético se adentraba en Alemania (se calcula que dos millones fueron violadas como consecuencia de una política de venganza sexual deliberada). Hoy en día, la ONU estima en 200.000 las violaciones ocurridas en la República del Congo, una cifra similar a la ofrecida para Ruanda. Lejos de África, en el corazón de la Europa educada, la violación también fue un arma de guerra interétnica en el conflicto de la antigua Yugoslavia, donde se estima que entre 20.000 y 50.000 mujeres fueron violadas. A lo que se añade una larga lista de crímenes que solo las diferencias de género pueden explicar y que incluye el aborto selectivo de niñas, los crímenes de honor, el tráfico de mujeres con fines de explotación sexual o la mutilación sexual, que afecta a 130 millones de mujeres. No hace falta adentrarse en las sutilezas de la discriminación política, económica y social, en sí un hecho muy revelador de la subordinación generalizada de la mujer: el nivel de violencia física contra las mujeres que hay en el mundo lo dice todo. Algunos describen la violencia que se ejerce contra las mujeres solo por el hecho de serlo como “feminofobia”. ¿Por qué no nos suena nada este término, o alguno similar?
El 90% de la población española penitenciaria es masculina
Reconozcámoslo: los varones son el mayor arma de destrucción masiva que ha visto la historia de la humanidad, y hay unos 3.500 millones de ellos por ahí sueltos. Podemos prohibir las armas largas, las armas cortas, las minas antipersona, las bombas de fósforo o de fragmentación, las armas bacteriológicas, químicas y nucleares, pero al final estaremos siempre en el mismo sitio: detrás de cada arma habrá un varón. De ahí que Naciones Unidas haya adoptado varias iniciativas de alcance mundial, recurriendo para ello al propio Consejo de Seguridad, que en su Resolución 1.325 de 31 de octubre de 2000 hizo visible por primera vez la necesidad de una protección explícita y diferenciada para las mujeres y las niñas en escenarios de conflicto, así como la contribución fundamental que las mujeres hacen y deben hacer en lo relativo a la resolución de conflictos y la construcción de la paz.
Existen muchas posibles, y complejas, explicaciones sobre estos hechos. Tampoco son fáciles las respuestas que debamos dar, y mucho menos las medidas a adoptar. Pero los hechos están ahí, y son incontestables: los varones matan y se matan, mucho, y ejercen mucha violencia contra las mujeres. Sin embargo, el debate público sobre este hecho es inexistente. Antes que repuestas, este debate requiere preguntas, en realidad una sola pregunta: ¿son los varones armas de destrucción masiva?
José Ignacio Torreblanca
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2014/01/25/actualidad/1390669671_059501.html
NOTA MÍA: La palabra griega demokratía significa exactamente "la fuerza (no la voluntad) del pueblo". Y entre ese pueblo no se contaba a las mujeres, relativamente pobres en testosterona.
Genaro Chic- Mensajes : 729
Fecha de inscripción : 02/02/2010
Saludo al foro
Un saludo al foro como nueva usuaria registrada.
Me presento: mi nombre es María Luisa (Marisa) Sepúlveda, soy de Sevilla y actualmmente resido en Heidelberg (Alemania)
Tuve la suerte y el privilegio de ser alumna de D.Genaro Chic en los maravillosos años de la Universidad. Su influencia continúa hoy viva en mi forma de dar clase.
Desde Alemania, un abrazo a D. Genaro y a tod@s.
----------
Me ha llamado mucho la atención en el texto aportado este fragmento:
Según Keith Lowe, autor del libro Continente salvaje, la Segunda Guerra Mundial batió todos los récords de violencia sexual, especialmente contra las mujeres alemanas a medida que el ejército soviético se adentraba en Alemania (se calcula que dos millones fueron violadas como consecuencia de una política de venganza sexual deliberada).
Es la primera vez que desde España, veo mencionar ese tema. De hecho, cuando yo lo he comentado, todos se han sorprendido porque es algo dsconocido, al menos en los círculos en los que me muevo allí.
El testimonio directo que he tenido de las múltiples víctimas que conozco personalmente de esa barbarie, es que la orden que tenían los soldados rusos era "violar a toda mujer que encontrasen en la calle entre 8 y 80 años".
Esto es un tema de actualidad, ya que se está descubierto un fenómeno psicológico en la generación de los hijos de aquellas víctimas, por una serie de conductas y traumas coincidentes en personas de diferentes estratos sociales y circunstancias, y que han llevado a la conclusión de que son provocados por la educación que han recibido de aquellas víctimas. Podríamos decir que hay un "salto" de consecuencias que hoy se están viviendo en la sociedad alemana.
Se están realizando muchos estudios y publicándose libros al respecto.
Me presento: mi nombre es María Luisa (Marisa) Sepúlveda, soy de Sevilla y actualmmente resido en Heidelberg (Alemania)
Tuve la suerte y el privilegio de ser alumna de D.Genaro Chic en los maravillosos años de la Universidad. Su influencia continúa hoy viva en mi forma de dar clase.
Desde Alemania, un abrazo a D. Genaro y a tod@s.
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Me ha llamado mucho la atención en el texto aportado este fragmento:
Según Keith Lowe, autor del libro Continente salvaje, la Segunda Guerra Mundial batió todos los récords de violencia sexual, especialmente contra las mujeres alemanas a medida que el ejército soviético se adentraba en Alemania (se calcula que dos millones fueron violadas como consecuencia de una política de venganza sexual deliberada).
Es la primera vez que desde España, veo mencionar ese tema. De hecho, cuando yo lo he comentado, todos se han sorprendido porque es algo dsconocido, al menos en los círculos en los que me muevo allí.
El testimonio directo que he tenido de las múltiples víctimas que conozco personalmente de esa barbarie, es que la orden que tenían los soldados rusos era "violar a toda mujer que encontrasen en la calle entre 8 y 80 años".
Esto es un tema de actualidad, ya que se está descubierto un fenómeno psicológico en la generación de los hijos de aquellas víctimas, por una serie de conductas y traumas coincidentes en personas de diferentes estratos sociales y circunstancias, y que han llevado a la conclusión de que son provocados por la educación que han recibido de aquellas víctimas. Podríamos decir que hay un "salto" de consecuencias que hoy se están viviendo en la sociedad alemana.
Se están realizando muchos estudios y publicándose libros al respecto.
Marisa Sepúlveda- Invitado
Más comentarios sobre el tema alemán
Continuando con mi mensaje de ayer, os comento que el libro más famoso que menciona el tema de las violaciones en la fase final de la guerra aquí en Alemania es "La generación olvidada" de la peridiosta y escritora Sabine Boden. El título en alemán es "Die vergessene Generation – Die Kriegskinder brechen ihr Schweigen", donde se tratan los problemas de la infancia alemana en la época de guerra.
El hecho de que esta generación ha llegado a la jubilación, con el tiempo libre del que han carecido anteriormente, ahora confrontan los recuerdos que tenían olvidados y se habla sobre los especiales síndromes post-traumáticos que actualmente se están dando.
No tengo textos en castellano sobre el tema, pero para los que léeis en alemán, este articulo sobre el libro es muy interesante
http://www.zeit.de/2004/22/P-Bode/komplettansicht
El hecho de que esta generación ha llegado a la jubilación, con el tiempo libre del que han carecido anteriormente, ahora confrontan los recuerdos que tenían olvidados y se habla sobre los especiales síndromes post-traumáticos que actualmente se están dando.
No tengo textos en castellano sobre el tema, pero para los que léeis en alemán, este articulo sobre el libro es muy interesante
http://www.zeit.de/2004/22/P-Bode/komplettansicht
Marisa Sepúlveda- Invitado
Sobre las consecuencias psicológicas de un conflicto bélico
Tal vez pueda ayudar el siguiente artículo:
Los niños cuyos padres sirvieron como soldados en alguna guerra manifiestan con frecuencia anomalías psicológicas. En primer lugar destacan las reacciones agudas de estrés, pero también el síndrome de adaptación como consecuencia del estrés prolongado. Un estudio reciente pudo probar esto.
Los niños cuyos padres sirvieron como solados en guerra manifiestan con frecuencia anomalías psicológicas. En primer lugar se distinguen las reacciones agudas de estrés, pero también el síndrome de adaptación como consecuencia del estrés prolongado. En segundo y tercer lugar se revelan las depresiones y las alteraciones de la conducta. Alyssa J. Mansfield y sus colegas de la Universidad de Carolina del Norte, Estados Unidos, han obtenido estos resultados.
Hasta la tercera generación…
Esto resulta especialmente interesante en relación con las discusiones contemporáneas sobre las consecuencias tardías de la Segunda Guerra Mundial. La autora Sabine Bode, de Colonia, explica en sus libros Kriegskinder (Hijos de la guerra), Kriegsenkel (Nietos de la guerra) y Nachkriegskinder (Hijos de la posguerra) que las consecuencias de un conflicto bélico se observan incluso en la tercera generación de la misma familia. Mediante un gran número de biografías, la autora expone cómo los niños pueden experimentar el trauma a pesar de no haber vivido la guerra. Los padres que se encuentran demasiado absorbidos psíquicamente por sus propias experiencias traumáticas no son capaces de atender de forma adecuada las necesidades emocionales de sus hijos.
En sus libros, Bode demuestra de qué manera incluso los nietos de los participantes de una guerra pueden desarrollar depresiones y trastornos de relación a pesar de que el conflicto en apariencia hubiera caído por completo en el olvido. Este modelo también ofrece una explicación al hecho de que el número de hijos adultos que se alejan de sus padres por completo parece ir en aumento. Por ejemplo, el grupo de autoayuda verlassene-eltern.de (padres abandonados) cada vez cuenta con más miembros. Las quejas se repiten: los padres afirman haberlo dado todo con el fin de que otorgar a sus hijos un ambiente protegido en el que desarrollarse. En cambio, los hijos exponen la violencia que impera en las relaciones y las continuas transgresiones de las fronteras íntimas por parte de los padres. Entre padres e hijos impera el silencio.
El psicoanalista Werner Bohleber describe también la forma en que los traumas se pueden transmitir de forma inconsciente: los hijos de padres traumatizados entablan un contacto empático con el inconsciente de los padres y absorben de forma intuitiva el horror de sus experiencias reprimidas.
Una madre que “funciona bien psíquicamente” cría niños más sanos
Ya en 2001, Nathaniel Laor, de la Universidad de Tel Aviv, expuso la profunda dependencia emocional de los niños con respecto al “buen funcionamiento” de la madre. Su equipo investigó, mediante un estudio de seguimiento, a 81 niños con edades comprendidas entre 8 y 10 años que hacía cinco años, durante la Guerra del Golfo, habían experimentado un ataque contra Israel mediante mísiles SCUD que había destruido sus hogares. Los autores demostraron que la presencia de alteraciones psíquicas tales como el trastorno de estrés postraumático dependía en gran medida de la fortaleza de la cohesión familiar y del buen funcionamiento psíquico de la madre. Mientras mayor era la disponibilidad emocional de la madre hacia sus hijos, menos trastornos de estrés postraumático se observaron.
Estos resultados ponen de manifiesto de forma diáfana la estrecha relación que existe entre las vivencias y emociones de los padres y la salud psíquica de sus hijos. Los expertos que tratan a los pacientes de trauma siempre deben tener a los hijos en el punto de mira.
Artículo de Dunja Voos
http://news.doccheck.com/es/97/hijos-de-militares-estres-en-la-guarderia/
Los niños cuyos padres sirvieron como soldados en alguna guerra manifiestan con frecuencia anomalías psicológicas. En primer lugar destacan las reacciones agudas de estrés, pero también el síndrome de adaptación como consecuencia del estrés prolongado. Un estudio reciente pudo probar esto.
Los niños cuyos padres sirvieron como solados en guerra manifiestan con frecuencia anomalías psicológicas. En primer lugar se distinguen las reacciones agudas de estrés, pero también el síndrome de adaptación como consecuencia del estrés prolongado. En segundo y tercer lugar se revelan las depresiones y las alteraciones de la conducta. Alyssa J. Mansfield y sus colegas de la Universidad de Carolina del Norte, Estados Unidos, han obtenido estos resultados.
Hasta la tercera generación…
Esto resulta especialmente interesante en relación con las discusiones contemporáneas sobre las consecuencias tardías de la Segunda Guerra Mundial. La autora Sabine Bode, de Colonia, explica en sus libros Kriegskinder (Hijos de la guerra), Kriegsenkel (Nietos de la guerra) y Nachkriegskinder (Hijos de la posguerra) que las consecuencias de un conflicto bélico se observan incluso en la tercera generación de la misma familia. Mediante un gran número de biografías, la autora expone cómo los niños pueden experimentar el trauma a pesar de no haber vivido la guerra. Los padres que se encuentran demasiado absorbidos psíquicamente por sus propias experiencias traumáticas no son capaces de atender de forma adecuada las necesidades emocionales de sus hijos.
En sus libros, Bode demuestra de qué manera incluso los nietos de los participantes de una guerra pueden desarrollar depresiones y trastornos de relación a pesar de que el conflicto en apariencia hubiera caído por completo en el olvido. Este modelo también ofrece una explicación al hecho de que el número de hijos adultos que se alejan de sus padres por completo parece ir en aumento. Por ejemplo, el grupo de autoayuda verlassene-eltern.de (padres abandonados) cada vez cuenta con más miembros. Las quejas se repiten: los padres afirman haberlo dado todo con el fin de que otorgar a sus hijos un ambiente protegido en el que desarrollarse. En cambio, los hijos exponen la violencia que impera en las relaciones y las continuas transgresiones de las fronteras íntimas por parte de los padres. Entre padres e hijos impera el silencio.
El psicoanalista Werner Bohleber describe también la forma en que los traumas se pueden transmitir de forma inconsciente: los hijos de padres traumatizados entablan un contacto empático con el inconsciente de los padres y absorben de forma intuitiva el horror de sus experiencias reprimidas.
Una madre que “funciona bien psíquicamente” cría niños más sanos
Ya en 2001, Nathaniel Laor, de la Universidad de Tel Aviv, expuso la profunda dependencia emocional de los niños con respecto al “buen funcionamiento” de la madre. Su equipo investigó, mediante un estudio de seguimiento, a 81 niños con edades comprendidas entre 8 y 10 años que hacía cinco años, durante la Guerra del Golfo, habían experimentado un ataque contra Israel mediante mísiles SCUD que había destruido sus hogares. Los autores demostraron que la presencia de alteraciones psíquicas tales como el trastorno de estrés postraumático dependía en gran medida de la fortaleza de la cohesión familiar y del buen funcionamiento psíquico de la madre. Mientras mayor era la disponibilidad emocional de la madre hacia sus hijos, menos trastornos de estrés postraumático se observaron.
Estos resultados ponen de manifiesto de forma diáfana la estrecha relación que existe entre las vivencias y emociones de los padres y la salud psíquica de sus hijos. Los expertos que tratan a los pacientes de trauma siempre deben tener a los hijos en el punto de mira.
Artículo de Dunja Voos
http://news.doccheck.com/es/97/hijos-de-militares-estres-en-la-guarderia/
Genaro Chic- Mensajes : 729
Fecha de inscripción : 02/02/2010
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