Modelos Económicos: Neoliberalismo vs. Sentido Común. Otra economía es posible

Es obvio que todo ciudadano y toda ciudadana sujetos de Derechos y De­beres necesitan de una estabilidad laboral para afrontar las necesidades que, como tales personas, tienen y, sobre todo, para satisfacer una creciente calidad de vida. ¿Es Pleno Empleo la rotatividad y la temporalidad? ¿Podemos decir que una perso­na que trabaja seis meses al año tiene Pleno Empleo? ¿Cómo, desde la temporalidad, puede abordarse una mínima progra­mación o proyecto de vida? ¿Cómo se puede abordar siquiera un fondo privado de pensiones si no se puede pagar la cuota todos los meses o todos los años? ¿Qué garantía hay de cobrar el desempleo o de acumular el tiempo preciso para el momento de la jubilación? ¿Cómo se puede demandar, pedir, aconsejar o mostrar preocupación por la baja tasa de natalidad, cuando la inmensa mayoría de las trabajadoras eventuales saben que en caso de embarazo la renovación del contrato es imposible? ¿Es Pleno Empleo firmar un contrato el lunes, liquidarlo el vier­nes y vuelta a empezar el lunes siguiente?

Hay, en el lenguaje y en la propaganda de la política oficial (que va más allá del Gobierno y el partido que lo apoya), una confusión interesa­da entre Pleno Empleo y Precariedad Plena. El discurso oficial sabe que, aun dentro de la llamada economía de mercado, las directrices de política económica deben emanar de los poderes públicos, pero justamente eso es lo que se quiere evitar.

El discurso oficial abomina del Estado, pero del Estado So­cial, no de aquél que otorga prebendas, subvenciones, gratifi­caciones a los intereses económicos dominantes. El discurso oficial abomina de la política y defiende que ésta no tiene nada que ver con la economía; sin embargo procura que se legisle, que se acuerde y que se tomen decisiones políticas para facili­tar la consecución de sus intereses.

Tomado de J. Anguita, Combates de este tiempo, Ed. El Páramo, Córdoba, 2011, pp. 163-164.


Como todos lo saben, menos los idiotas, hay que matener pobres a las clases inferiores, o nunca serán industriosas