CLENTELISMO : ANDALUCÍA SIGUE SIENDO ROMANA
Página 1 de 1.
CLENTELISMO : ANDALUCÍA SIGUE SIENDO ROMANA
CLENTELISMO : ANDALUCÍA SIGUE SIENDO ROMANA
Andalucía es una tierra muy antigua y sabia. Tan antigua que el liberalismo, ligado a la economía de mercado (que no hay que confundir con la economía con mercado, en la que éste está subordinado a la sociedad y no al revés, como ocurra ahora) sólo se impuso de forma superficial. Aquí sigue siendo muy fuerte la economía de prestigio, que para Aristóteles era la verdadera 'oiko-nomía', la regla doméstica, y cuya "moneda" es la gracia, que, como su propio nombre indica, es gratis.
Ésta economía de prestigio, que es anterior a la aparición de la moneda como unidad de cuenta, se basa en el intercambio de favores, de gracias o mercedes, que siempre será desigual, pues el que más tiene, si es inteligente, procurará dar al máximo para crear deudas de gratitud, que lo mantendrán en esa situación de abundancia (prestigiosa, moral y material) que le permite ser de hecho el jefe de amplias clientelas.
El mercado [palabra derivada de 'merx', lo mismo que 'merced'] puede existir perfectamente, como un medio de facilitar los intercambios, aunque no es necesario que los precios estén fijados sino que variarán según interesen en cada caso a los intervinientes (chalaneo). Éste mercado es, para el citado Aristóteles, la base sobre la que luego se sustentará el capitalismo, que sería una perversión de este tipo de intercambio de mercado a la que él denominaba 'crematística'.
El Imperio Romano, que no era ni liberal ni demócrata, funcionaba según estos presupuestos. Y funcionaba bien, es evidente. En Roma, en los días del gran emperador Trajano [r. 98-117], la mitad de los días del año eran festivos en Roma (no en el resto del Imperio, donde con todo eran frecuentes). Según los cálculos de J. Carcopino [1881-1970] había "150.000 proletarios que eran nutridos en la capital por la Annona a expensas del Estado: desocupados, eternamente sin trabajo y muy satisfechos de su suerte, que reducían sus esfuerzos a percibir, un día cada mes, los víveres de cuyo suministro gozarían hasta la muerte”.
El trabajo siempre fue considerado un castigo (como aparece también en la Biblia), aunque se consideraba positivo... siempre que lo hiciera otro. Y se trabajó mucho, sin duda, aunque gran parte de esa tarea reposara en los inmigrantes forzosos (o sus descendientes), los esclavos. El hombre de valía debía reservarse para la lucha y el dominio, no para estar sometido.
Es muy interesante ver cómo la mentalidad fue cambiando poco a poco conforme las circunstancias lo pidieron. Y no fue por obra del cristianismo: San Pablo aconsejaba tratar bien a los esclavos, no acabar con la esclavitud. Eso, a comienzos de nuestra Era, no se le habría ocurrido a nadie.
Andalucía es una tierra muy antigua y sabia. Tan antigua que el liberalismo, ligado a la economía de mercado (que no hay que confundir con la economía con mercado, en la que éste está subordinado a la sociedad y no al revés, como ocurra ahora) sólo se impuso de forma superficial. Aquí sigue siendo muy fuerte la economía de prestigio, que para Aristóteles era la verdadera 'oiko-nomía', la regla doméstica, y cuya "moneda" es la gracia, que, como su propio nombre indica, es gratis.
Ésta economía de prestigio, que es anterior a la aparición de la moneda como unidad de cuenta, se basa en el intercambio de favores, de gracias o mercedes, que siempre será desigual, pues el que más tiene, si es inteligente, procurará dar al máximo para crear deudas de gratitud, que lo mantendrán en esa situación de abundancia (prestigiosa, moral y material) que le permite ser de hecho el jefe de amplias clientelas.
El mercado [palabra derivada de 'merx', lo mismo que 'merced'] puede existir perfectamente, como un medio de facilitar los intercambios, aunque no es necesario que los precios estén fijados sino que variarán según interesen en cada caso a los intervinientes (chalaneo). Éste mercado es, para el citado Aristóteles, la base sobre la que luego se sustentará el capitalismo, que sería una perversión de este tipo de intercambio de mercado a la que él denominaba 'crematística'.
El Imperio Romano, que no era ni liberal ni demócrata, funcionaba según estos presupuestos. Y funcionaba bien, es evidente. En Roma, en los días del gran emperador Trajano [r. 98-117], la mitad de los días del año eran festivos en Roma (no en el resto del Imperio, donde con todo eran frecuentes). Según los cálculos de J. Carcopino [1881-1970] había "150.000 proletarios que eran nutridos en la capital por la Annona a expensas del Estado: desocupados, eternamente sin trabajo y muy satisfechos de su suerte, que reducían sus esfuerzos a percibir, un día cada mes, los víveres de cuyo suministro gozarían hasta la muerte”.
El trabajo siempre fue considerado un castigo (como aparece también en la Biblia), aunque se consideraba positivo... siempre que lo hiciera otro. Y se trabajó mucho, sin duda, aunque gran parte de esa tarea reposara en los inmigrantes forzosos (o sus descendientes), los esclavos. El hombre de valía debía reservarse para la lucha y el dominio, no para estar sometido.
Es muy interesante ver cómo la mentalidad fue cambiando poco a poco conforme las circunstancias lo pidieron. Y no fue por obra del cristianismo: San Pablo aconsejaba tratar bien a los esclavos, no acabar con la esclavitud. Eso, a comienzos de nuestra Era, no se le habría ocurrido a nadie.
Genaro Chic- Mensajes : 729
Fecha de inscripción : 02/02/2010
SUIZA: CUNA DEL CALVINISMO CAPITALISTA
SUIZA: CUNA DEL CALVINISMO CAPITALISTA
DETECTIVES PRIVADOS A SUELDO DEL ESTADO PARA CAZAR A LOS QUE VIVEN DE LAS AYUDAS SOCIALES
Suiza ha puesto en marcha una medida que permite a las aseguradoras, tanto públicas como privadas, contratar a detectives para investigar posibles fraudes sin autorización judicial
Aunque es común que los extranjeros residentes conozcan algún caso concreto, en Suiza las cifras del fraude son mínimas. La creación de estos detectives sociales no responde tanto a una urgencia económica (el paro roza el 3% y el porcentaje de abuso en muchos seguros es menor del 1%) sino a una característica enraizada en la cultura suiza: hacer trampas, por muy pequeñas que sean, está muy mal visto en este rico y pequeño país de 8,6 millones de habitantes.
“La picaresca está penada en Suiza”, explica Javier, un ingeniero de 33 años que vive en Ginebra y al que no le parece mal la idea de replicar este modelo en España. Javier repite el mismo mantra que funcionarios, detectives y políticos contactados por este reportaje según el cual si no tienes nada que ocultar, no tienes nada que temer".
Esta ley fue aprobada porque los suizos son muy sensibles al tema de la honestidad. Comparado con el resto del mundo, aquí tenemos muy poca corrupción. En Suiza, la gente ha entendido que aquellos que abusen de la seguridad social ponen en peligro a todo el sistema. Son un auténtico riesgo para aquellos asegurados que realmente necesitan el dinero. La mayoría de suizos pensó que no había ninguna razón para no perseguir a los tramposos.
“Solo nos damos acordamos de la libertad una vez que ya la hemos perdido”, masculla, justo cuando por primera vez un hombre, con un sombrero, entra al salón del hotel. “La frase 'si no tienes nada que esconder, no tienes nada que temer' es propia de un régimen totalitario. Es fruto del lavado de cerebro que nos han hecho”.
Extracto de
https://www.elconfidencial.com/mundo/europa/2019-11-28/detectives-privados-sueldo-estado-cazar-viven-ayudas-sociales_2352931
DETECTIVES PRIVADOS A SUELDO DEL ESTADO PARA CAZAR A LOS QUE VIVEN DE LAS AYUDAS SOCIALES
Suiza ha puesto en marcha una medida que permite a las aseguradoras, tanto públicas como privadas, contratar a detectives para investigar posibles fraudes sin autorización judicial
Aunque es común que los extranjeros residentes conozcan algún caso concreto, en Suiza las cifras del fraude son mínimas. La creación de estos detectives sociales no responde tanto a una urgencia económica (el paro roza el 3% y el porcentaje de abuso en muchos seguros es menor del 1%) sino a una característica enraizada en la cultura suiza: hacer trampas, por muy pequeñas que sean, está muy mal visto en este rico y pequeño país de 8,6 millones de habitantes.
“La picaresca está penada en Suiza”, explica Javier, un ingeniero de 33 años que vive en Ginebra y al que no le parece mal la idea de replicar este modelo en España. Javier repite el mismo mantra que funcionarios, detectives y políticos contactados por este reportaje según el cual si no tienes nada que ocultar, no tienes nada que temer".
Esta ley fue aprobada porque los suizos son muy sensibles al tema de la honestidad. Comparado con el resto del mundo, aquí tenemos muy poca corrupción. En Suiza, la gente ha entendido que aquellos que abusen de la seguridad social ponen en peligro a todo el sistema. Son un auténtico riesgo para aquellos asegurados que realmente necesitan el dinero. La mayoría de suizos pensó que no había ninguna razón para no perseguir a los tramposos.
“Solo nos damos acordamos de la libertad una vez que ya la hemos perdido”, masculla, justo cuando por primera vez un hombre, con un sombrero, entra al salón del hotel. “La frase 'si no tienes nada que esconder, no tienes nada que temer' es propia de un régimen totalitario. Es fruto del lavado de cerebro que nos han hecho”.
Extracto de
https://www.elconfidencial.com/mundo/europa/2019-11-28/detectives-privados-sueldo-estado-cazar-viven-ayudas-sociales_2352931
Genaro Chic- Mensajes : 729
Fecha de inscripción : 02/02/2010
No son los EREs. Son las instituciones andaluzas.
Recojo este escrito publicado en internet que entiendo que recoge bastante bien lo antes expresado.
El 24 de diciembre de 2014 comprendí en su pleno significado la auténtica extensión de la expresión “tener frío”. Me encontraba en Leipzig, Alemania, trabajando orgullosamente de friegaplatos. Me habían dado el día libre tras una semana agotadora, de modo que pude quedarme en casa para la cena de Navidad. Una cena de Navidad en la que estaba solo. Si bien Luis Gómez, ser humano extraordinario y mejor amigo, me ofreció pasar con él y su maravillosa familia, desusé lo más educada y orgullosamente que pude. Me había comprado con suficiente antelación un entrecot y tenía lombarda y unas habas listas para la plancha. Me gusta la carne muy poco hecha, y tenía una sartén grill que funcionaba de maravilla, pero una cosa es que me guste la carne en su temperatura exacta y otra muy distinta que me guste fría. Tenía frío. Hasta mi bicho se había enfriado. Así, me dio por subir la calefacción. Y no funcionaba. La calefacción no funcionaba. No sabía a quién recurrir, de modo que me comí la cena de Navidad mezclando las verduras templadas con la carne empezando a tiritar, cerré las ventanas lo mejor que supe (0º C y a punto de nevar) y me metí bajo todas las mantas que tenía en la cama. Y empecé a pensar. Sí. Piensas en el frío. Piensas en el dolor que te transmite tu propia piel. Piensas en cómo has llegado a esa situación. Piensas en los mendigos que rebuscaban en los cubos de basura que había debajo de tu casa. Piensas en lo que has atravesado. Piensas en cómo has llegado allí. Piensas en aquellas personas que sabes que te quieren. Tus padres. Tu hermano. Tus tíos. Tus primos. Tus amigos. Tu novia (también a distancia). “Tener frío” no significa “simplemente” sufrir una sensación térmica negativa debido al contacto con algo de una temperatura baja. Tener frío es, esencialmente, estar solo cuando no quieres estarlo.
Der Starker ist am mächtigstein allein. ['El más fuerte es el más poderoso solo'. Friedrich Schiller]
Y cuál fue mi sorpresa cuando descubrí que no estaba solo. En la Volkshochschule, haciendo cola para volver a matricularme en los cursos C1, me encontré a un chaval. Español. Conversación habitual para emigrantes: qué tal, hace cuánto que llegaste, la adaptación, la tortura de los verbos al final de la oración…
– ¿De dónde eres?
– De Jaén.
– ¿Y qué tal allí el tema?
– Pues antes trabajaba de camarero, luego estuve recogiendo aceitunas, se acabó la temporada y aquí he acabado.
– ¿Y qué eres?
– Arquitecto.
Recuerdo otra ocasión había conocido a un chaval, portugués, con cuatro idiomas que limpiaba letrinas y que me preguntaba desesperado dónde podía encontrar otro trabajo, aunque fuese limpiando letrinas. Antes supe de una promoción entera de ingenieros de Valencia que habían solicitado la traducción de sus expedientes académicos del español al alemán. Había conocido a gente que estaba pasando por situaciones duras, las habituales dificultades de adaptación en un país donde sólo un tercio de los emigrantes resisten económica y mentalmente. A lo largo de los años ves historias tan duras que, al final, te acabas endureciendo. Pero aquello me heló el corazón. Por mucha burbuja que hubiese habido, me parecía inconcebible que una persona preparada y con ganas, no ya de trabajar, sino de comerse el mundo, estuviese allí dispuesta a aprender un idioma terrorífico y a atravesar un infierno descalzo con tal de salir adelante.
Volví a Málaga por propia voluntad. No porque Alemania me venciera, sino porque aquí tuve la oportunidad de empezar algo mejor. Sin embargo, aún existían aquellas escenas que me devolvían las pesadillas. Porque si en Leipzig conocí el significado de “tener frío”, fue en Málaga donde descubrí el significado de la expresión “tener miedo”. El miedo es siempre personal. Hay gente que le tiene miedo a las arañas, a la altura, incluso a los payasos. Para mí, “tener miedo” es verme tan empobrecido y desesperado que deba rebuscar en la basura. Eso era lo que veía cada vez que me asomaba a la ventana a echarme un cigarro. Antes de irme a Alemania y después. Y, además de ser un privilegiado por tener una oportunidad, era bastante fumador. Hoy, resurgido de mis cenizas cual ave fénix y en mi máxima plenitud en todos los sentidos, le puedo decir que el frío es infinitamente preferible al miedo. Y así, hoy, puedo comentarle con la conciencia tranquila qué me parece la sentencia por el juicio de los ERE.
Lo primero que he hecho al empezar a escribir este artículo ha sido llorar. Porque lo primero que dije en el bar en el que me encontraba tomándome una cocacola con mi hermano y ver en la televisión la sentencia fue “HIJOS DE PUTA”. Puedes curarte, levantarte y mejorar, pero no olvidar y mucho menos perdonar a quienes diseñaron un sistema para perpetuarse en el poder (no necesariamente enriqueciéndose, esto siempre ha ido de poder) sin reparar en las consecuencias de sus actos. Para mí, esto siempre ha sido personal. Ser licenciado y acabar de friegaplatos se debe únicamente exclusivamente a mí, mis decisiones y mis errores; tener que hacerlo en el extranjero era cosa de ellos. Y el hecho de que cada hora estuvieran revisando distintos mendigos cada cierto tiempo los mismos cubos de basura, también.
Una Sentencia que aún no es firme, pero que no tiene muchos visos de cambiar y que ha sido muy blanda con las posibles penas de cárcel contra Magdalena Álvarez [n. 1952] o Manuel Chaves [n. 1945] (“apenas” 9 años de inhabilitación), auténtico beneficiario junto al Partido Socialista Obrero Español de este saqueo. No ya por el dinero en sí, que por supuesto, sino por la compraventa de voluntades a cambio de votos. Y la pesadilla judicial no ha terminado. Aún está pendiente el caso de los cursos de formación, otros 1.000 millones que no se sabe dónde están.
Durante casi cuatro décadas, el PSOE de Andalucía ha sido la maquinaria electoral mejor engrasada de la Península Ibérica. Ningún régimen ha durado tanto. Granero del PSOE a nivel estatal, todo intento serio de ganar las elecciones pasaba por aquí. Funcionaba también como laboratorio para poner en práctica las ideas socialistas, es decir, de reparto de dinero con las excusas de la igualdad y el Estado del Bienestar. Para lograr unos resultados electorales similares en una democracia real, tendríamos que irnos al caso de la CSU, la Unión Social Cristiana de Baviera [democristiana], que lleva ganando las elecciones desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Con un matiz: mientras Baviera tiene un paro del 2,7% y una renta per cápita de 47.946 euros, Andalucía tiene un 21,83% de paro y una renta per cápita de 19.132 euros.
[Nota: aquí tienen los datos de renta per cápita por Lander alemán: https://de.statista.com/statistik/daten/studie/73061/umfrage/bundeslaender-im-vergleich---bruttoinlandsprodukt/ ]
¿Cómo era esto posible? En este artículo no pretendo hacer un análisis político o sociológico del triunfo socialista. No obstante, sí debe subrayarse que, tras el cambio de gobierno, se empieza a intuir la compraventa de votos a través de las diferentes ayudas sociales. Y huelga decir que el máximo beneficiado de este sistema, además del PSOE de Andalucía, ha sido el PSOE a nivel nacional.
Uno analiza fríamente los datos y su evolución, y no es que la gestión andaluza haya sido o mala o muy mala, y que por ello todos los Länder exRDA alemanes superen en renta per capita a Andalucía por mucho (esto se puede explicar por tener a la locomotora alemana y el impuesto de solidaridad detrás). La gestión ha sido tan nefasta que dos países de la Unión Europea como la República Checa o Estonia, que no eran nada, nos superan hoy en renta per capita entrando en democracia después de la caída del Muro de Berlín. Y, por supuesto, con pleno empleo tanto en Chequia como en el país báltico.
Sus incomprensibles victorias y sus consecuencias no deben distraernos de la cuestión esencial. Puede que el caso ERE sea el caso en el que más dinero de las arcas públicas se haya defraudado (lo dudo). Pero es el primer caso en el cual la cantidad, siendo elevadísima, es un elemento secundario. O debería serlo. Como tampoco obtiene el primer lugar el hecho de que el dinero robado debía ir destinado a los más necesitados: los parados de una región que jamás ha bajado del 10% de paro. La cuestión es la persistencia de un sistema que crea parados en serie, no que además diseñe un sistema de subsidios y ayudas de todo tipo para mantenerles y del que, circunstancialmente, se pueda robar.
El drama de esta región consiste en que, ante la desaceleración real hoy a nivel global, la tasa de paro de la región siga siendo del 20%; la tasa de paro juvenil sea el 43%; los resultados de los Informes PISA sean desastrosos en 2015, y los de 2019 ni siquiera se atrevan a publicarlos; la Formación Profesional está abandonada; que nuestro sistema penalice el ahorro, con un Impuesto de la Renta de las Personas Físicas más elevado que la media nacional y un impuesto de sucesiones confiscatorio y moralmente infame (y hoy en trámite de ser reducido), nuestras instituciones en su conjunto sigan sin cambios significativos. No son cuatro malas leyes y una gestión relativamente discutible. Es todo. Lo único que se ha destapado es un chanchullo de muchos gracias al cual altos cargos del PSOE de Andalucía, ya no presuntamente, habrían facilitado que su partido se perpetuase en el poder. Hoy en día, Andalucía sigue siendo un matadero laboral, y la Junta de Andalucía, con sus instituciones ineficientes, sus leyes ineficaces y sus impuestos abusivos, es la granja que abastece ese matadero. No es un escándalo de corrupción. Es el fracaso de las instituciones, desde el diseño del propio sistema autonómico a la corrupción de la población, pasando por la ineficacia de los órganos estatales en prácticamente todos sus áreas y niveles.
Huelga decir que ya están apareciendo personajes dependientes de una forma u otra del poder socialista que están haciendo su propaganda diciendo que esto ya está terminado con la sentencia. Y en términos políticos, hasta que salga la sentencia de los cursos de formación (los otros 1.000 millones que no se sabe dónde están), y con la excepción de Susana Díaz [n. 1974] (puesta al frente de la Junta de Andalucía por el hoy condenado a seis años de prisión y quince de inhabilitación José Antonio Griñán [n. 1946]), puede ser así. Esto no ha sido la obra de cuatro sinvergüenzas que se han aprovechado para irse de prostitutas y meterse de cocaína hasta la tiza de los colegios. El caso ERE es, ante todo, el fracaso del socialismo.
Un sistema tan chapucero y mal gestionado (en Andalucía, el denominador común a la hora de calificar la gestión es “descontrol”) como el reparto de dedo del dinero de los parados no tendría ningún sentido si la tasa de paro estuviera en la media europea. Un sistema tan ineficiente no se puede sostener si no hay una contrapartida que compense el desbarajuste. Y para tener todo esto, previamente se necesita gente que sea incapaz de hacer llevar a cabo el trabajo de un puesto que requiera de una mínima especialización. Se necesita de una sociedad claramente empobrecida, incapaz de acumular el capital suficiente para emprender proyectos. Se necesita de una elefantiásica burocracia que dificulte al máximo la entrada en el sistema (y si funciona a base de colegueo tampoco pasa nada). Se necesita hacerlo mal intentando hacerlo bien, ignorando algo tan básico en la gestión como la valoración de los resultados.
Tienen razón los defensores del Partido Socialista a la hora de afirmar que su partido no ha tenido nada que ver con la corrupción. Les creo. Más aún, yo también creo que, si bien se creó un sistema de prebendas que incentivaba la compraventa de votos, Chaves y Griñán no se han llevado ni un solo euro público. Ellos tan sólo son los responsables de diseñar el sistema educativo fracasado y un sistema impositivo extractivo que creó el caldo de cultivo en forma de cientos de miles de parados para que una trama como la de los EREs funcionara. Y todo, a través de unas ideas de justicia social, lucha contra el neoliberalismo e igualdad sí se implantaron con las mejores intenciones. Qué mejor caldo de cultivo para la corrupción.
https://www.desdeelexilio.com/2019/11/19/no-son-los-eres-son-las-instituciones-es-el-socialismo/
El 24 de diciembre de 2014 comprendí en su pleno significado la auténtica extensión de la expresión “tener frío”. Me encontraba en Leipzig, Alemania, trabajando orgullosamente de friegaplatos. Me habían dado el día libre tras una semana agotadora, de modo que pude quedarme en casa para la cena de Navidad. Una cena de Navidad en la que estaba solo. Si bien Luis Gómez, ser humano extraordinario y mejor amigo, me ofreció pasar con él y su maravillosa familia, desusé lo más educada y orgullosamente que pude. Me había comprado con suficiente antelación un entrecot y tenía lombarda y unas habas listas para la plancha. Me gusta la carne muy poco hecha, y tenía una sartén grill que funcionaba de maravilla, pero una cosa es que me guste la carne en su temperatura exacta y otra muy distinta que me guste fría. Tenía frío. Hasta mi bicho se había enfriado. Así, me dio por subir la calefacción. Y no funcionaba. La calefacción no funcionaba. No sabía a quién recurrir, de modo que me comí la cena de Navidad mezclando las verduras templadas con la carne empezando a tiritar, cerré las ventanas lo mejor que supe (0º C y a punto de nevar) y me metí bajo todas las mantas que tenía en la cama. Y empecé a pensar. Sí. Piensas en el frío. Piensas en el dolor que te transmite tu propia piel. Piensas en cómo has llegado a esa situación. Piensas en los mendigos que rebuscaban en los cubos de basura que había debajo de tu casa. Piensas en lo que has atravesado. Piensas en cómo has llegado allí. Piensas en aquellas personas que sabes que te quieren. Tus padres. Tu hermano. Tus tíos. Tus primos. Tus amigos. Tu novia (también a distancia). “Tener frío” no significa “simplemente” sufrir una sensación térmica negativa debido al contacto con algo de una temperatura baja. Tener frío es, esencialmente, estar solo cuando no quieres estarlo.
Der Starker ist am mächtigstein allein. ['El más fuerte es el más poderoso solo'. Friedrich Schiller]
Y cuál fue mi sorpresa cuando descubrí que no estaba solo. En la Volkshochschule, haciendo cola para volver a matricularme en los cursos C1, me encontré a un chaval. Español. Conversación habitual para emigrantes: qué tal, hace cuánto que llegaste, la adaptación, la tortura de los verbos al final de la oración…
– ¿De dónde eres?
– De Jaén.
– ¿Y qué tal allí el tema?
– Pues antes trabajaba de camarero, luego estuve recogiendo aceitunas, se acabó la temporada y aquí he acabado.
– ¿Y qué eres?
– Arquitecto.
Recuerdo otra ocasión había conocido a un chaval, portugués, con cuatro idiomas que limpiaba letrinas y que me preguntaba desesperado dónde podía encontrar otro trabajo, aunque fuese limpiando letrinas. Antes supe de una promoción entera de ingenieros de Valencia que habían solicitado la traducción de sus expedientes académicos del español al alemán. Había conocido a gente que estaba pasando por situaciones duras, las habituales dificultades de adaptación en un país donde sólo un tercio de los emigrantes resisten económica y mentalmente. A lo largo de los años ves historias tan duras que, al final, te acabas endureciendo. Pero aquello me heló el corazón. Por mucha burbuja que hubiese habido, me parecía inconcebible que una persona preparada y con ganas, no ya de trabajar, sino de comerse el mundo, estuviese allí dispuesta a aprender un idioma terrorífico y a atravesar un infierno descalzo con tal de salir adelante.
Volví a Málaga por propia voluntad. No porque Alemania me venciera, sino porque aquí tuve la oportunidad de empezar algo mejor. Sin embargo, aún existían aquellas escenas que me devolvían las pesadillas. Porque si en Leipzig conocí el significado de “tener frío”, fue en Málaga donde descubrí el significado de la expresión “tener miedo”. El miedo es siempre personal. Hay gente que le tiene miedo a las arañas, a la altura, incluso a los payasos. Para mí, “tener miedo” es verme tan empobrecido y desesperado que deba rebuscar en la basura. Eso era lo que veía cada vez que me asomaba a la ventana a echarme un cigarro. Antes de irme a Alemania y después. Y, además de ser un privilegiado por tener una oportunidad, era bastante fumador. Hoy, resurgido de mis cenizas cual ave fénix y en mi máxima plenitud en todos los sentidos, le puedo decir que el frío es infinitamente preferible al miedo. Y así, hoy, puedo comentarle con la conciencia tranquila qué me parece la sentencia por el juicio de los ERE.
Lo primero que he hecho al empezar a escribir este artículo ha sido llorar. Porque lo primero que dije en el bar en el que me encontraba tomándome una cocacola con mi hermano y ver en la televisión la sentencia fue “HIJOS DE PUTA”. Puedes curarte, levantarte y mejorar, pero no olvidar y mucho menos perdonar a quienes diseñaron un sistema para perpetuarse en el poder (no necesariamente enriqueciéndose, esto siempre ha ido de poder) sin reparar en las consecuencias de sus actos. Para mí, esto siempre ha sido personal. Ser licenciado y acabar de friegaplatos se debe únicamente exclusivamente a mí, mis decisiones y mis errores; tener que hacerlo en el extranjero era cosa de ellos. Y el hecho de que cada hora estuvieran revisando distintos mendigos cada cierto tiempo los mismos cubos de basura, también.
Una Sentencia que aún no es firme, pero que no tiene muchos visos de cambiar y que ha sido muy blanda con las posibles penas de cárcel contra Magdalena Álvarez [n. 1952] o Manuel Chaves [n. 1945] (“apenas” 9 años de inhabilitación), auténtico beneficiario junto al Partido Socialista Obrero Español de este saqueo. No ya por el dinero en sí, que por supuesto, sino por la compraventa de voluntades a cambio de votos. Y la pesadilla judicial no ha terminado. Aún está pendiente el caso de los cursos de formación, otros 1.000 millones que no se sabe dónde están.
Durante casi cuatro décadas, el PSOE de Andalucía ha sido la maquinaria electoral mejor engrasada de la Península Ibérica. Ningún régimen ha durado tanto. Granero del PSOE a nivel estatal, todo intento serio de ganar las elecciones pasaba por aquí. Funcionaba también como laboratorio para poner en práctica las ideas socialistas, es decir, de reparto de dinero con las excusas de la igualdad y el Estado del Bienestar. Para lograr unos resultados electorales similares en una democracia real, tendríamos que irnos al caso de la CSU, la Unión Social Cristiana de Baviera [democristiana], que lleva ganando las elecciones desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Con un matiz: mientras Baviera tiene un paro del 2,7% y una renta per cápita de 47.946 euros, Andalucía tiene un 21,83% de paro y una renta per cápita de 19.132 euros.
[Nota: aquí tienen los datos de renta per cápita por Lander alemán: https://de.statista.com/statistik/daten/studie/73061/umfrage/bundeslaender-im-vergleich---bruttoinlandsprodukt/ ]
¿Cómo era esto posible? En este artículo no pretendo hacer un análisis político o sociológico del triunfo socialista. No obstante, sí debe subrayarse que, tras el cambio de gobierno, se empieza a intuir la compraventa de votos a través de las diferentes ayudas sociales. Y huelga decir que el máximo beneficiado de este sistema, además del PSOE de Andalucía, ha sido el PSOE a nivel nacional.
Uno analiza fríamente los datos y su evolución, y no es que la gestión andaluza haya sido o mala o muy mala, y que por ello todos los Länder exRDA alemanes superen en renta per capita a Andalucía por mucho (esto se puede explicar por tener a la locomotora alemana y el impuesto de solidaridad detrás). La gestión ha sido tan nefasta que dos países de la Unión Europea como la República Checa o Estonia, que no eran nada, nos superan hoy en renta per capita entrando en democracia después de la caída del Muro de Berlín. Y, por supuesto, con pleno empleo tanto en Chequia como en el país báltico.
Sus incomprensibles victorias y sus consecuencias no deben distraernos de la cuestión esencial. Puede que el caso ERE sea el caso en el que más dinero de las arcas públicas se haya defraudado (lo dudo). Pero es el primer caso en el cual la cantidad, siendo elevadísima, es un elemento secundario. O debería serlo. Como tampoco obtiene el primer lugar el hecho de que el dinero robado debía ir destinado a los más necesitados: los parados de una región que jamás ha bajado del 10% de paro. La cuestión es la persistencia de un sistema que crea parados en serie, no que además diseñe un sistema de subsidios y ayudas de todo tipo para mantenerles y del que, circunstancialmente, se pueda robar.
El drama de esta región consiste en que, ante la desaceleración real hoy a nivel global, la tasa de paro de la región siga siendo del 20%; la tasa de paro juvenil sea el 43%; los resultados de los Informes PISA sean desastrosos en 2015, y los de 2019 ni siquiera se atrevan a publicarlos; la Formación Profesional está abandonada; que nuestro sistema penalice el ahorro, con un Impuesto de la Renta de las Personas Físicas más elevado que la media nacional y un impuesto de sucesiones confiscatorio y moralmente infame (y hoy en trámite de ser reducido), nuestras instituciones en su conjunto sigan sin cambios significativos. No son cuatro malas leyes y una gestión relativamente discutible. Es todo. Lo único que se ha destapado es un chanchullo de muchos gracias al cual altos cargos del PSOE de Andalucía, ya no presuntamente, habrían facilitado que su partido se perpetuase en el poder. Hoy en día, Andalucía sigue siendo un matadero laboral, y la Junta de Andalucía, con sus instituciones ineficientes, sus leyes ineficaces y sus impuestos abusivos, es la granja que abastece ese matadero. No es un escándalo de corrupción. Es el fracaso de las instituciones, desde el diseño del propio sistema autonómico a la corrupción de la población, pasando por la ineficacia de los órganos estatales en prácticamente todos sus áreas y niveles.
Huelga decir que ya están apareciendo personajes dependientes de una forma u otra del poder socialista que están haciendo su propaganda diciendo que esto ya está terminado con la sentencia. Y en términos políticos, hasta que salga la sentencia de los cursos de formación (los otros 1.000 millones que no se sabe dónde están), y con la excepción de Susana Díaz [n. 1974] (puesta al frente de la Junta de Andalucía por el hoy condenado a seis años de prisión y quince de inhabilitación José Antonio Griñán [n. 1946]), puede ser así. Esto no ha sido la obra de cuatro sinvergüenzas que se han aprovechado para irse de prostitutas y meterse de cocaína hasta la tiza de los colegios. El caso ERE es, ante todo, el fracaso del socialismo.
Un sistema tan chapucero y mal gestionado (en Andalucía, el denominador común a la hora de calificar la gestión es “descontrol”) como el reparto de dedo del dinero de los parados no tendría ningún sentido si la tasa de paro estuviera en la media europea. Un sistema tan ineficiente no se puede sostener si no hay una contrapartida que compense el desbarajuste. Y para tener todo esto, previamente se necesita gente que sea incapaz de hacer llevar a cabo el trabajo de un puesto que requiera de una mínima especialización. Se necesita de una sociedad claramente empobrecida, incapaz de acumular el capital suficiente para emprender proyectos. Se necesita de una elefantiásica burocracia que dificulte al máximo la entrada en el sistema (y si funciona a base de colegueo tampoco pasa nada). Se necesita hacerlo mal intentando hacerlo bien, ignorando algo tan básico en la gestión como la valoración de los resultados.
Tienen razón los defensores del Partido Socialista a la hora de afirmar que su partido no ha tenido nada que ver con la corrupción. Les creo. Más aún, yo también creo que, si bien se creó un sistema de prebendas que incentivaba la compraventa de votos, Chaves y Griñán no se han llevado ni un solo euro público. Ellos tan sólo son los responsables de diseñar el sistema educativo fracasado y un sistema impositivo extractivo que creó el caldo de cultivo en forma de cientos de miles de parados para que una trama como la de los EREs funcionara. Y todo, a través de unas ideas de justicia social, lucha contra el neoliberalismo e igualdad sí se implantaron con las mejores intenciones. Qué mejor caldo de cultivo para la corrupción.
https://www.desdeelexilio.com/2019/11/19/no-son-los-eres-son-las-instituciones-es-el-socialismo/
Genaro Chic- Mensajes : 729
Fecha de inscripción : 02/02/2010
La paradoja del campo andaluz
Leo en el periódico:
«La economía sumergida aflora en silencio bajo el conflicto que los agricultores mantienen con el Gobierno socialista de Pedro Sánchez. El sector agropecuario, que en 2019 recibió casi 4.200 millones de euros en ayudas directas de la PAC y exige más apoyos al Estado, lidera el fraude a la Seguridad Social por el empleo de trabajadores en negro y tributa muy por debajo de sus ingresos reales, según los técnicos de Hacienda».
https://www.vozpopuli.com/economia-y-finanzas/paradoja-millonaria-subvenciones-economia-sumergida_0_1332467131.html
Y ello me suscita, de entrada, la siguiente reflexión en relación con el carácter antiguo de la mentalidad de buena parte de los pequeños campesinos:
Parece evidente que este artículo está realizado desde una perspectiva urbana, más inserta, en general, en la ideología propia de las sociedades de mercado. Mi conocimiento, desde Andalucía, del mundo de los pequeños agricultores -al que no pertenezco ni por origen ni por dedicación- me hace ver que las cosas no son tan sencillas. No se puede decir, por lo que sé, que los pequeños propietarios naden en la abundancia, razón por la que es normal que sus hijos tiendan a huir del campo en cuanto pueden, pues la vida que llevan sus mayores se basa en unos principios menos hedonistas que los que predican a todas horas los medios de comunicación desde las urbes.
El trabajo en ese medio suele ser bastante irregular, tanto por la climatología como por el distinto tipo de cultivo dominante en cada explotación (no es lo mismo, por ejemplo, un olivar que un trigal). Exige una dedicación y un amor a la naturaleza que es bastante distinto del que suelen mostrar los ecologistas urbanos. La solidaridad suele dominar en las relaciones con los vecinos, con los que se intercambian favores (y dones) con frecuencia, lo que hace que la tendencia al autoabastecimiento en este ambiente alivie mucho los gastos respecto a los que tenemos que recurrir al mercado para todo. No suelen tener mucho, pero tampoco se imponen la agobiante necesidad de acceder a todos los productos del mercado.
Cuando se producen las épocas de mayor atención al cultivo (como, por ejemplo, la recogida de los frutos) muchas veces se ven precisados a contratar a jornaleros extraños y, en las circunstancias presentes, no es raro que encuentren dificultad para conseguir esta mano de obra si no es accediendo a contratar "en negro", porque es evidente que el trabajador temporal que ya ha alcanzado el número de peonadas legalmente exigidas (20 en la actualidad) para cobrar el desempleo durante todo el año prefiere hacerlo de forma paralela para seguir cobrando el subsidio junto con el salario no declarado. Y a veces ni así, porque el asalariado prefiere realizar chapuzas en el medio urbano que le pueden exigir menos esfuerzo.
Las consideraciones se podrían extender, pero basten las expuestas para hacer ver que no todo se puede medir con los mismos presupuestos mentales, por mucho que estos sean los dominantes. Al menos oficialmente. Lo que sí me parece evidente es que el pequeño campesino está llamado a desaparecer ante la presión de los grandes capitales (en el campo) que producen y comercializan sus productos con una mentalidad industrial, que es la dominante y que estos pequeños labriegos se resisten a aceptar como forma de vida. Se defienden en todo caso perteneciendo a cooperativas, pero poco más.
Genaro Chic- Mensajes : 729
Fecha de inscripción : 02/02/2010
Re: CLENTELISMO : ANDALUCÍA SIGUE SIENDO ROMANA
Creo de interés sobre este tema la reflexión que hace en la prensa el antropólogo Isidoro Moreno:
La perduración del caciquismo clientelar
En esencia, el caciquismo clientelar consiste en favorecer selectivamente desde posiciones de poder a algunos de los que están en niveles sociales bajos, beneficiándoles sobre sus iguales, para garantizarse su apoyo y fidelidad. Se trata de prácticas de raíz precapitalista -feudal o señorial- que se han mantenido dentro del capitalismo, a pesar de los cantos a la meritocracia como vía de ascenso social y de la proclamada igualdad formal de todos ante la ley, porque continúa hoy siendo funcionales a los poderosos.
En el Reino de España, el caciquismo clientelar se convirtió, en el siglo XIX, en el eje central del sistema político. Y se adentró en el XX con la primera Restauración Borbónica. En la mayoría de los lugares, sobre todo rurales, las elecciones supuestamente democráticas tenían siempre como vencedor al cacique local o comarcal, perteneciente a alguna de las grandes familias propietarias, o a hombres de paja de estos. El poder económico y social era la fuente del poder caciquil, que desembocaba, y se reforzaba, con el poder político [la nueva nobleza del liberalismo: hubo que cambiarlo todo para que todo siguiera siendo igual]. Así lo vieron Joaquín Costa y cuantos se acercaron con mirada crítica a nuestras realidades. En el sistema bipartidista de la época, los dos grandes partidos del "turnismo" actuaron en base a este modelo, colocando en los puestos de la administración a sus respectivos seguidores y clientes cuando accedían al gobierno, tras cesar a los que antes, siguiendo el mismo procedimiento, habían sido designados por el partido rival (que no enemigo). Y este tipo de organización funcionó también en la gran mayoría de los partidos de la II República, controlados por una sola persona o integrados por facciones que, a su vez, funcionaban caciquilmente. De ahí el rechazo a los partidos de quienes, como Blas Infante, los consideraban enemigos de la democracia por su naturaleza de "organizaciones caciquiles".
Con la dictadura franquista, algunos oligarcas locales se fortalecieron como caciques omnímodos y también pasaron a serlo otros personajes y personajillos fieles al Régimen. Su poder llegó ser casi absoluto sobre las haciendas e incluso la vida de los vecinos. Y muchos de ellos acrecentaron su riqueza o se hicieron ricos desposeyendo a otros o a través de negocios como el estraperlo.
Hace cincuenta años, algunos pensábamos que el caciquismo todavía existente en la época del tardofranquismo, debilitado por la aparición de organizaciones populares y por la propia deslegitimación del Régimen, tendría su fin con la consecución de la democracia. Nos equivocamos, porque pronto los partidos políticos comenzaron a funcionar internamente, con diversas coartadas como la eficacia, la necesidad de publicitar al líder o el centralismo democrático, con arreglo a las normas y usos del caciquismo. "Quien se mueva, no sale en el foto", fue una frase famosa de Alfonso Guerra: una advertencia para que nadie sacara los pies del plato, atreviéndose a disentir o a pensar por sí mismo, porque serían eliminados. Y esto fue general y llega hasta hoy, en lo esencial, en nuestra partitocracia coronada.
En Andalucía, en concreto, desde los años ochenta fue construyéndose un caciquismo de nuevo tipo, ahora con base, más que en el poder económico, en el desempeño de cargos públicos, sobre todo municipales. El cambio en el sistema de ayudas a los desempleados agrícolas fue clave. De exigir trabajo a quienes podían darlo -los grandes propietarios de tierras- los jornaleros pasaron a reclamar subsidios de desempleo o puestos en el PER a los alcaldes, que se convirtieron también en firmantes de peonás imprescindibles para tener acceso a ellos. Surgía así un nuevo caciquismo clientelar, a la vez personal y de partido, que ha sido uno de los elementos centrales del régimen psoísta. Un régimen también reforzado por las tramas clientelares tejidas en los concursos de contratación y en la adjudicación de subvenciones por parte de ayuntamientos, diputaciones y consejerías, con solo contadas excepciones.
Por ello, no son nada nuevo, aunque sí sean igualmente rechazables y aún más descaradas, acciones como las actuales convocatorias de empleo de la Junta -sean para vigilantes de playas o para técnicos de la administración- que se cierran a las 24 horas de su anuncio y señalan como único criterio a tener en cuenta el orden de llegada de las solicitudes. ¿Es arriesgado pensar que estaban previamente avisados aquellos que interesaba la enviaran en los primeros minutos? Como escribíamos aquí hace ya más de un año, el "turnismo" comenzó ya en Andalucía [con la llegada al poder autonómico del PP]. ¿Alguien creía que con ello podría desaparecer la lógica caciquil-clientelar?
Isidoro Moreno, Catedrático emérito de Antropología
https://www.diariodesevilla.es/opinion/tribuna/perduracion-caciquismo-clientelar_0_1484851570.html
La perduración del caciquismo clientelar
En esencia, el caciquismo clientelar consiste en favorecer selectivamente desde posiciones de poder a algunos de los que están en niveles sociales bajos, beneficiándoles sobre sus iguales, para garantizarse su apoyo y fidelidad. Se trata de prácticas de raíz precapitalista -feudal o señorial- que se han mantenido dentro del capitalismo, a pesar de los cantos a la meritocracia como vía de ascenso social y de la proclamada igualdad formal de todos ante la ley, porque continúa hoy siendo funcionales a los poderosos.
En el Reino de España, el caciquismo clientelar se convirtió, en el siglo XIX, en el eje central del sistema político. Y se adentró en el XX con la primera Restauración Borbónica. En la mayoría de los lugares, sobre todo rurales, las elecciones supuestamente democráticas tenían siempre como vencedor al cacique local o comarcal, perteneciente a alguna de las grandes familias propietarias, o a hombres de paja de estos. El poder económico y social era la fuente del poder caciquil, que desembocaba, y se reforzaba, con el poder político [la nueva nobleza del liberalismo: hubo que cambiarlo todo para que todo siguiera siendo igual]. Así lo vieron Joaquín Costa y cuantos se acercaron con mirada crítica a nuestras realidades. En el sistema bipartidista de la época, los dos grandes partidos del "turnismo" actuaron en base a este modelo, colocando en los puestos de la administración a sus respectivos seguidores y clientes cuando accedían al gobierno, tras cesar a los que antes, siguiendo el mismo procedimiento, habían sido designados por el partido rival (que no enemigo). Y este tipo de organización funcionó también en la gran mayoría de los partidos de la II República, controlados por una sola persona o integrados por facciones que, a su vez, funcionaban caciquilmente. De ahí el rechazo a los partidos de quienes, como Blas Infante, los consideraban enemigos de la democracia por su naturaleza de "organizaciones caciquiles".
Con la dictadura franquista, algunos oligarcas locales se fortalecieron como caciques omnímodos y también pasaron a serlo otros personajes y personajillos fieles al Régimen. Su poder llegó ser casi absoluto sobre las haciendas e incluso la vida de los vecinos. Y muchos de ellos acrecentaron su riqueza o se hicieron ricos desposeyendo a otros o a través de negocios como el estraperlo.
Hace cincuenta años, algunos pensábamos que el caciquismo todavía existente en la época del tardofranquismo, debilitado por la aparición de organizaciones populares y por la propia deslegitimación del Régimen, tendría su fin con la consecución de la democracia. Nos equivocamos, porque pronto los partidos políticos comenzaron a funcionar internamente, con diversas coartadas como la eficacia, la necesidad de publicitar al líder o el centralismo democrático, con arreglo a las normas y usos del caciquismo. "Quien se mueva, no sale en el foto", fue una frase famosa de Alfonso Guerra: una advertencia para que nadie sacara los pies del plato, atreviéndose a disentir o a pensar por sí mismo, porque serían eliminados. Y esto fue general y llega hasta hoy, en lo esencial, en nuestra partitocracia coronada.
En Andalucía, en concreto, desde los años ochenta fue construyéndose un caciquismo de nuevo tipo, ahora con base, más que en el poder económico, en el desempeño de cargos públicos, sobre todo municipales. El cambio en el sistema de ayudas a los desempleados agrícolas fue clave. De exigir trabajo a quienes podían darlo -los grandes propietarios de tierras- los jornaleros pasaron a reclamar subsidios de desempleo o puestos en el PER a los alcaldes, que se convirtieron también en firmantes de peonás imprescindibles para tener acceso a ellos. Surgía así un nuevo caciquismo clientelar, a la vez personal y de partido, que ha sido uno de los elementos centrales del régimen psoísta. Un régimen también reforzado por las tramas clientelares tejidas en los concursos de contratación y en la adjudicación de subvenciones por parte de ayuntamientos, diputaciones y consejerías, con solo contadas excepciones.
Por ello, no son nada nuevo, aunque sí sean igualmente rechazables y aún más descaradas, acciones como las actuales convocatorias de empleo de la Junta -sean para vigilantes de playas o para técnicos de la administración- que se cierran a las 24 horas de su anuncio y señalan como único criterio a tener en cuenta el orden de llegada de las solicitudes. ¿Es arriesgado pensar que estaban previamente avisados aquellos que interesaba la enviaran en los primeros minutos? Como escribíamos aquí hace ya más de un año, el "turnismo" comenzó ya en Andalucía [con la llegada al poder autonómico del PP]. ¿Alguien creía que con ello podría desaparecer la lógica caciquil-clientelar?
Isidoro Moreno, Catedrático emérito de Antropología
https://www.diariodesevilla.es/opinion/tribuna/perduracion-caciquismo-clientelar_0_1484851570.html
Genaro Chic- Mensajes : 729
Fecha de inscripción : 02/02/2010
Re: CLENTELISMO : ANDALUCÍA SIGUE SIENDO ROMANA
Leo un nuevo artículo de opinión que considero interesante en cuanto que ve que es nuestra cultura ancestral la que nos lleva a comportarnos como lo hacemos, mientras queremos situarnos en niveles de igualdad con quienes hoy son más fuertes y responden a otras normas culturales desarrolladas durante siglos. Pero no nos planteamos en serio la necesidad de cambiar para ello. Extracto las ideas principales seleccionando una serie de párrafos.
Vivan las cadenas
LA LIBERTAD DE NO SER LIBRES
Muchos españoles han dado en creer que todo problema se puede resolver solo con promulgar la ley adecuada: basta con tener “voluntad política”.
Tendemos a pensar que la clave reside en establecer reglas legales y vigilar que las conductas se ajusten a ellas. Muchos españoles han dado en creer que todo problema se puede resolver solo con promulgar la ley adecuada: basta con tener “voluntad política”. Lógico que nuestros líderes corran a satisfacer esa demanda.
Cuando las elecciones dan resultados equilibrados y se tarda en formar Gobierno, proliferan las quejas de que no se puede gobernar. A diferencia de Estados Unidos, donde el reciente empate es celebrado como un saludable contrapeso institucional, aquí damos por supuesto que promulgar nuevas leyes es condición necesaria para curar nuestros males. Descartamos como imposible que la mayoría de las leyes solo consigue agravarlos.
En el mejor de los casos, este idealismo legislativo es ingenuo porque el legislador ignora qué reglas formales son idóneas y, sobre todo, tropieza con dificultades para hacerlas realidad. Además, tales reglas formales son torpes a la hora de modular y adaptar las conductas individuales a las circunstancias de cada caso particular.
Lo vemos diariamente con la pandemia, respecto a la cual estamos aplicando reglas rígidas de todo-o-nada que, al no dejar margen alguno a la libertad, impiden actividades perfectamente inofensivas. En cambio, las soluciones basadas en normas sociales informales, que hayan sido interiorizadas por los individuos y que suelen tener una base emocional, es que ahorran en vigilancia y proporcionan flexibilidad.
Estas normas sociales no nacen en el vacío, sino que se las cultiva culturalmente a lo largo de los siglos.
En las sociedades con economías de mercado más desarrolladas no solo la propensión a cooperar es mayor, sino que los cooperadores están más dispuestos a gastar parte de sus recursos en castigar a los que no cooperan, incluso en ausencia de normas. El resultado de estos castigos es que estos últimos también acaban cooperando: en cierto modo, la disposición de los cooperadores a castigar transforma a los desaprensivos en cooperadores.
Pero, por el contrario, en sociedades ancladas en estructuras más personalistas suelen generar ciclos de venganza y represalia contra los cooperadores o contra todos los participantes, y a menudo acaba reduciéndose el nivel global de cooperación. Por último, y es un aspecto clave para relativizar posibles tentaciones de superioridad moral, dentro de cada marco cultural ambas reacciones activan las mismas emociones morales.
Quizá lo que menos toleramos los españoles es que nos sancionen o reprendan nuestros iguales; pero aceptamos en cambio de mejor grado el castigo que nos inflige el cura, el maestro, la policía o el presidente, ya sea este el del Gobierno, el del partido o el de la comunidad de vecinos.
Algunos percibimos este señalamiento de los iguales como un error porque ataca el derecho de cada individuo a decidir cuánta libertad política quiere permitirse (“Tendría que pedir permiso a mi empresa”). También porque algunas de las citas protestando por algo no eran del todo anónimas y señalaban a algunas personas que han hecho mucho por España. Asimismo, otras reflejaban la desesperanza de quien está de vuelta de ese tipo de esfuerzos (“Los que nos tenían que proteger nos han abandonado”).
No se tomen esta hipótesis muy en serio; pero, si se confirmara, invita la pregunta de cómo podemos hacer más eficaz la responsabilidad de nuestros gobernantes, principales agentes normativos no ya en el plano formal sino también en el informal. Máxime cuando vivimos en una democracia amoral, en la que hacemos poco por informarnos y solemos votar como forofos. Quizá sólo nos queda esperar el regalo de algún poder exógeno que, por una vez, haga honor a sus raíces luteranas.
Benito Arruñada
https://www.vozpopuli.com/opinion/rey-libres-pandemia_0_1412259165.html
Vivan las cadenas
LA LIBERTAD DE NO SER LIBRES
Muchos españoles han dado en creer que todo problema se puede resolver solo con promulgar la ley adecuada: basta con tener “voluntad política”.
Tendemos a pensar que la clave reside en establecer reglas legales y vigilar que las conductas se ajusten a ellas. Muchos españoles han dado en creer que todo problema se puede resolver solo con promulgar la ley adecuada: basta con tener “voluntad política”. Lógico que nuestros líderes corran a satisfacer esa demanda.
Cuando las elecciones dan resultados equilibrados y se tarda en formar Gobierno, proliferan las quejas de que no se puede gobernar. A diferencia de Estados Unidos, donde el reciente empate es celebrado como un saludable contrapeso institucional, aquí damos por supuesto que promulgar nuevas leyes es condición necesaria para curar nuestros males. Descartamos como imposible que la mayoría de las leyes solo consigue agravarlos.
En el mejor de los casos, este idealismo legislativo es ingenuo porque el legislador ignora qué reglas formales son idóneas y, sobre todo, tropieza con dificultades para hacerlas realidad. Además, tales reglas formales son torpes a la hora de modular y adaptar las conductas individuales a las circunstancias de cada caso particular.
Lo vemos diariamente con la pandemia, respecto a la cual estamos aplicando reglas rígidas de todo-o-nada que, al no dejar margen alguno a la libertad, impiden actividades perfectamente inofensivas. En cambio, las soluciones basadas en normas sociales informales, que hayan sido interiorizadas por los individuos y que suelen tener una base emocional, es que ahorran en vigilancia y proporcionan flexibilidad.
Estas normas sociales no nacen en el vacío, sino que se las cultiva culturalmente a lo largo de los siglos.
En las sociedades con economías de mercado más desarrolladas no solo la propensión a cooperar es mayor, sino que los cooperadores están más dispuestos a gastar parte de sus recursos en castigar a los que no cooperan, incluso en ausencia de normas. El resultado de estos castigos es que estos últimos también acaban cooperando: en cierto modo, la disposición de los cooperadores a castigar transforma a los desaprensivos en cooperadores.
Pero, por el contrario, en sociedades ancladas en estructuras más personalistas suelen generar ciclos de venganza y represalia contra los cooperadores o contra todos los participantes, y a menudo acaba reduciéndose el nivel global de cooperación. Por último, y es un aspecto clave para relativizar posibles tentaciones de superioridad moral, dentro de cada marco cultural ambas reacciones activan las mismas emociones morales.
Quizá lo que menos toleramos los españoles es que nos sancionen o reprendan nuestros iguales; pero aceptamos en cambio de mejor grado el castigo que nos inflige el cura, el maestro, la policía o el presidente, ya sea este el del Gobierno, el del partido o el de la comunidad de vecinos.
Algunos percibimos este señalamiento de los iguales como un error porque ataca el derecho de cada individuo a decidir cuánta libertad política quiere permitirse (“Tendría que pedir permiso a mi empresa”). También porque algunas de las citas protestando por algo no eran del todo anónimas y señalaban a algunas personas que han hecho mucho por España. Asimismo, otras reflejaban la desesperanza de quien está de vuelta de ese tipo de esfuerzos (“Los que nos tenían que proteger nos han abandonado”).
No se tomen esta hipótesis muy en serio; pero, si se confirmara, invita la pregunta de cómo podemos hacer más eficaz la responsabilidad de nuestros gobernantes, principales agentes normativos no ya en el plano formal sino también en el informal. Máxime cuando vivimos en una democracia amoral, en la que hacemos poco por informarnos y solemos votar como forofos. Quizá sólo nos queda esperar el regalo de algún poder exógeno que, por una vez, haga honor a sus raíces luteranas.
Benito Arruñada
https://www.vozpopuli.com/opinion/rey-libres-pandemia_0_1412259165.html
Genaro Chic- Mensajes : 729
Fecha de inscripción : 02/02/2010
Temas similares
» El cambio educativo. Carta a un amigo
» El caciquismo y la fuerza de la economía de prestigio en España
» Consideraciones socio-económicas sobre la Bética (antigua Andalucía)
» La economía romana hace 2.000 años, entre el prestigio y el mercado. La consideración social del trabajo
» El capitalismo de amiguetes, propio de la Economía de Prestigio
» El caciquismo y la fuerza de la economía de prestigio en España
» Consideraciones socio-económicas sobre la Bética (antigua Andalucía)
» La economía romana hace 2.000 años, entre el prestigio y el mercado. La consideración social del trabajo
» El capitalismo de amiguetes, propio de la Economía de Prestigio
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.