No se puede servir a dos señores. Cómo hemos llegado hasta aquí
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No se puede servir a dos señores. Cómo hemos llegado hasta aquí
NO SE PUEDE SERVIR A DOS SEÑORES
Dice el Evangelio: «Ningún siervo puede servir a dos amos: porque o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero» (Lucas 16:13). Salvo si el dinero es ya dios, con lo cual no habrá conflicto, como defienden los globalistas.
Es la diferencia que hay entre la trascendencia (propia del mundo antiguo) y la inmanencia, que parte en buena medida de la llamada Revolución Copernicana, sobre todo a partir de Galileo quien confirma los postulados matemáticos del fraile polaco Nicolás Copérnico un siglo antes (en el XVI): el hombre deja de ESTAR en el centro del Universo (que ya es arrogancia lo mires como lo mires) -dado que se piensa lo que todo el mundo ve (que el Sol da vueltas alrededor de la Tierra)- y se pasa a considerar -como alternativa más arrogante aún- que lo propio del hombre es SER el centro del Universo, dado que se comprobó de forma empírica que la Tierra no era el centro del Universo, y alguien tenía que serlo: El hombre con su sabiduría.
No es demasiada casualidad que sea a partir de entonces cuando el CAPITALISMO liberal se alce triunfante sobre el mercantilismo anterior. ‘Sic transit gloria mundi’. Cada vez más gilipollas, hasta que logremos, por méritos propios, extinguirnos, con o sin cambio climático.
Esto no sucedió de buenas a primeras, desde luego, sino que viene de lejos. En el siglo XIII Santo Tomás de Aquino escribe –siguiendo una larga tradición-: «El Hijo Unigénito de Dios, queriendo hacernos partícipes de su divinidad, asumió nuestra naturaleza, para que, habiéndose hecho hombre, hiciera dioses a los hombres») (Santo Tomás de Aquino, ‘Oficio de la festividad del Corpus’, Of. de Maitines, primer Nocturno, Lectura I). Desde que la religión usurpó su lugar a la superstición, como forma de entender la relación del hombre con las fuerzas naturales que lo superan, se podría decir que ya se veía venir. Sobre todo desde que la ciencia, a su vez, ha ocupado el lugar de la religión.
Dice el Evangelio: «Ningún siervo puede servir a dos amos: porque o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero» (Lucas 16:13). Salvo si el dinero es ya dios, con lo cual no habrá conflicto, como defienden los globalistas.
Es la diferencia que hay entre la trascendencia (propia del mundo antiguo) y la inmanencia, que parte en buena medida de la llamada Revolución Copernicana, sobre todo a partir de Galileo quien confirma los postulados matemáticos del fraile polaco Nicolás Copérnico un siglo antes (en el XVI): el hombre deja de ESTAR en el centro del Universo (que ya es arrogancia lo mires como lo mires) -dado que se piensa lo que todo el mundo ve (que el Sol da vueltas alrededor de la Tierra)- y se pasa a considerar -como alternativa más arrogante aún- que lo propio del hombre es SER el centro del Universo, dado que se comprobó de forma empírica que la Tierra no era el centro del Universo, y alguien tenía que serlo: El hombre con su sabiduría.
No es demasiada casualidad que sea a partir de entonces cuando el CAPITALISMO liberal se alce triunfante sobre el mercantilismo anterior. ‘Sic transit gloria mundi’. Cada vez más gilipollas, hasta que logremos, por méritos propios, extinguirnos, con o sin cambio climático.
Esto no sucedió de buenas a primeras, desde luego, sino que viene de lejos. En el siglo XIII Santo Tomás de Aquino escribe –siguiendo una larga tradición-: «El Hijo Unigénito de Dios, queriendo hacernos partícipes de su divinidad, asumió nuestra naturaleza, para que, habiéndose hecho hombre, hiciera dioses a los hombres») (Santo Tomás de Aquino, ‘Oficio de la festividad del Corpus’, Of. de Maitines, primer Nocturno, Lectura I). Desde que la religión usurpó su lugar a la superstición, como forma de entender la relación del hombre con las fuerzas naturales que lo superan, se podría decir que ya se veía venir. Sobre todo desde que la ciencia, a su vez, ha ocupado el lugar de la religión.
Genaro Chic- Mensajes : 729
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