A vueltas con el materialismo
Página 1 de 1.
A vueltas con el materialismo
A VUELTAS CON EL MATERIALISMO
Creo que no hay nada más patético que constatar que el materialismo del que muchos hacen gala depende en el fondo del concepto de materia que en ese momento estén considerando, o sea de una idea. Un economista de formación marxista, como José Manuel Naredo, nos recuerda al respecto en su libro La economía en evolución. Historia y perspectivas de las categorías básicas del pensamiento económico (2ª ed. Madrid 1996) que "Marx [1818-1883] no sólo fue tributario de los conceptos de espacio y tiempo en el sentido absoluto que les atribuía la física newtoniana o la geometría euclidiana, modelos del conocimiento científico de los siglos XVIII y XIX, sino que construyó su doctrina pretendidamente materialista sobre la noción idealizada de la materia entonces dominante y recurrió profusamente a la noción de fuerza que gozaba de un estatuto ontológico similar a aquélla, aun cuando hoy se sabe que esta noción hizo las veces de puente entre el pensamiento alquímico de Newton y su construcción mecánica".
Con esos mimbres se construyó la cesta dogmática de la objetividad científica que sustentó la hipótesis de que se podía describir la realidad con independencia del observador, "mientras que actualmente tanto la física cuántica como la relativista nos recuerdan por caminos diferentes que no hay aprehensión directa de la realidad, sino sólo de cierta realidad captada por un método de investigación y unos instrumentos de medida y aceptan que el conocimiento de la realidad ha de ser por fuerza incompleto y condicionado por el observador. ... Las elaboraciones de la física cuántica han despojado asimismo a la noción de materia del carácter universal y objetivo que les atribuía el sistema newtoniano considerándola como una realidad en sí perfectamente definida, a la vez que rompieron el antiguo dualismo entre materia y fuerza, que veía en ellos la expresión de dos aspectos netamente diferenciados en el mundo real y que hizo de la mecánica clásica una verdad universal. En la física atómica actual esta distinción ha desaparecido; el dualismo entre ondas y partículas, presente en la teoría cuántica, permite considerar una misma entidad observacional a la vez como una forma de materia y como una forma de energía".
La concepción de materia que tenían Marx y Engels [1820-1895] (y siguen teniendo los ortodoxos marxistas) les llevó a rechazar el recién descubierto segundo principio de la termodinámica, por considerarlo conservador (!). Pero, por lo menos hoy, parece evidente que hay que desconocer demasiado la física para confundir la materia con lo que los humanos consideramos como estado sólido (el llamado materialismo "de garrafa") [En el mundo latino materia = madera, y spiritus = soplo, también tangible pero inasible].
Parece evidente, como investigadores sensatos vienen diciendo, que el significado moral e ideológico que se otorga a una manera de entender la ciencia no están del todo ausentes en la enseñanza de cualquier materia, aunque en la Historia siempre han sido más evidentes, por más que tengamos memoria (histórica, por cierto) no ya sólo de persecuciones a los partidarios del paradigma copernicano en la concepción del universo, sino también de la prohibición -pronto superada, eso sí- de enseñar la nueva física cuántica en una potencia totalitaria de izquierdas como fue la Rusia soviética. En todas partes cuecen habas, pero en la Historia a calderadas (casi tantas como en el caso de la Religión). Y no es para menos, dada la trascendencia que tiene el pasado en nuestro presente, de forma que podemos decir sin temor a equivocarnos que somos lo que hemos sido, como demuestran los experimentos de memorización y aprendizaje realizados sobre el cerebro humano.
G. Chic, en el "Prólogo" al libro de Francisco José García Fernández, Los turdetanos en la Historia: Análisis de los testimonios grecolatinos, Écija, 2003.
Creo que no hay nada más patético que constatar que el materialismo del que muchos hacen gala depende en el fondo del concepto de materia que en ese momento estén considerando, o sea de una idea. Un economista de formación marxista, como José Manuel Naredo, nos recuerda al respecto en su libro La economía en evolución. Historia y perspectivas de las categorías básicas del pensamiento económico (2ª ed. Madrid 1996) que "Marx [1818-1883] no sólo fue tributario de los conceptos de espacio y tiempo en el sentido absoluto que les atribuía la física newtoniana o la geometría euclidiana, modelos del conocimiento científico de los siglos XVIII y XIX, sino que construyó su doctrina pretendidamente materialista sobre la noción idealizada de la materia entonces dominante y recurrió profusamente a la noción de fuerza que gozaba de un estatuto ontológico similar a aquélla, aun cuando hoy se sabe que esta noción hizo las veces de puente entre el pensamiento alquímico de Newton y su construcción mecánica".
Con esos mimbres se construyó la cesta dogmática de la objetividad científica que sustentó la hipótesis de que se podía describir la realidad con independencia del observador, "mientras que actualmente tanto la física cuántica como la relativista nos recuerdan por caminos diferentes que no hay aprehensión directa de la realidad, sino sólo de cierta realidad captada por un método de investigación y unos instrumentos de medida y aceptan que el conocimiento de la realidad ha de ser por fuerza incompleto y condicionado por el observador. ... Las elaboraciones de la física cuántica han despojado asimismo a la noción de materia del carácter universal y objetivo que les atribuía el sistema newtoniano considerándola como una realidad en sí perfectamente definida, a la vez que rompieron el antiguo dualismo entre materia y fuerza, que veía en ellos la expresión de dos aspectos netamente diferenciados en el mundo real y que hizo de la mecánica clásica una verdad universal. En la física atómica actual esta distinción ha desaparecido; el dualismo entre ondas y partículas, presente en la teoría cuántica, permite considerar una misma entidad observacional a la vez como una forma de materia y como una forma de energía".
La concepción de materia que tenían Marx y Engels [1820-1895] (y siguen teniendo los ortodoxos marxistas) les llevó a rechazar el recién descubierto segundo principio de la termodinámica, por considerarlo conservador (!). Pero, por lo menos hoy, parece evidente que hay que desconocer demasiado la física para confundir la materia con lo que los humanos consideramos como estado sólido (el llamado materialismo "de garrafa") [En el mundo latino materia = madera, y spiritus = soplo, también tangible pero inasible].
Parece evidente, como investigadores sensatos vienen diciendo, que el significado moral e ideológico que se otorga a una manera de entender la ciencia no están del todo ausentes en la enseñanza de cualquier materia, aunque en la Historia siempre han sido más evidentes, por más que tengamos memoria (histórica, por cierto) no ya sólo de persecuciones a los partidarios del paradigma copernicano en la concepción del universo, sino también de la prohibición -pronto superada, eso sí- de enseñar la nueva física cuántica en una potencia totalitaria de izquierdas como fue la Rusia soviética. En todas partes cuecen habas, pero en la Historia a calderadas (casi tantas como en el caso de la Religión). Y no es para menos, dada la trascendencia que tiene el pasado en nuestro presente, de forma que podemos decir sin temor a equivocarnos que somos lo que hemos sido, como demuestran los experimentos de memorización y aprendizaje realizados sobre el cerebro humano.
G. Chic, en el "Prólogo" al libro de Francisco José García Fernández, Los turdetanos en la Historia: Análisis de los testimonios grecolatinos, Écija, 2003.
Genaro Chic- Mensajes : 729
Fecha de inscripción : 02/02/2010
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.