El asunto Podemos
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El asunto Podemos
Una vez me dijo un antiguo alumno que yo debía de ser alguien importante porque tenía enemigos importantes. Ten en cuenta que al PP le puede venir bien Pablo Iglesias porque el miedo puede hacer votar a mucha gente desengañada con el Partido Popular. En política (palabra derivada de pólemos, guerra) no se desdeña ningún movimiento táctico. Ten en cuenta que a Iglesias le permitió ser famoso, en 2013, Intereconomía y luego en 13 TV, la Sexta y la Cuatro, estas últimas de Lara. Al que también pertenece La Razón. Vende éste izquierdismo como antes lo hizo Polanco desde El País apoyado en Cebrián, un joven falangista -con buen curriculum- que fue jefe de los servicios informativos de TVE con Franco (1974). Y nosotros pensando en derechas e izquierdas. Lo que más se parece a un tonto (o un lo que sea) de derechas es otro de izquierdas. El Sistema, como manifiesta el antiguo himno nacional alemán, por encima de todo. Y nosotros a mamar. Como dicen en Cádiz. Ya veremos qué pasa, porque a veces los experimentos consentidos se van de las manos (Solidarność, Al Qaeda...).
Genaro Chic- Mensajes : 729
Fecha de inscripción : 02/02/2010
Re: El asunto Podemos
Javier Caraballo ha publicado esta reflexión que creo de interés:
No están. No se les ve. Han convertido el silencio, los silencios, en un arma política poderosa, acaso la más importante de la que disponen. Y los adversarios políticos, ese río revuelto de desencanto y de frustraciones en el que pescan, ni siquiera son conscientes porque nadie les había enseñado a combatir los silencios en política; porque sería como enviar a un ejército entrenado en el cuerpo a cuerpo a luchar contra fantasmas invisibles, que se esfuman como el humo, porque están y no están.
Entre las innovaciones políticas de Podemos, que ya nadie discute, se encuentra esta eficaz forma de ausentarse del fregado político diario. Sencillamente, no están. En Podemos no existen las ruedas de prensa diarias para aparecer en las noticias junto a los portavoces de las demás fuerzas políticas, ese carrusel que se ha hecho tan indigesto, esa noria de cangilones esparciendo culpas. Ese ventilador diario.
Los silencios de Podemos, que pasan inadvertidos, pueden ser su mayor fuerza electoral, la principal atracción con la ciudadanía porque sutilmente logran afianzar cada día aquello en lo que más insisten, el deterioro de las fuerzas políticas tradicionales; eso que llaman "la casta". Subliminalmente, convierten la ausencia en la presencia más poderosa.
Estalla un escándalo como esta última vergüenza de las ‘tarjetas black’, y el ritual político que viene a continuación es posible adivinarlo sin margen de error. Porque siempre es igual: las relevaciones de los medios de comunicación, las investigaciones policiales o las sentencias judiciales provocan una cadena de ruedas de prensa en la que los partidos políticos afectados se mostrarán escandalizados por aquello que ocurría en sus filas y nunca detectaron. “Tolerancia cero con la corrupción”, dirán elevando el tono. Y luego, como sacudiéndose la chaqueta: “Colaboración total con la Justicia. Caiga quien caiga”.
Enfrente, si ha lugar porque no se hayan visto afectados por ese escándalo, se convocará otra rueda de prensa en la que se exigirán dimisiones “al más alto nivel” en el partido rival, y se anunciará una batería de medidas parlamentarias para exigir comparecencias y solicitar, de inmediato, “una comisión de investigación”. Luego, durante varios días o semanas, más ruedas de prensa de desmentidos y matizaciones. Alguien, para defenderse, recordará los escándalos judiciales de los que está pendiente el de enfrente y reprochará el caso aquel de un diputado, de un concejal o de un alcalde que está procesado por prevaricación y sigue siendo uno de los hombres fuertes del otro partido. “No admitimos lecciones de nadie”, que es la frase con la que se concluyen los rifirrafes.
¿Cuántas veces hemos asistido al mismo debate? ¿Cuántas veces las mismas palabras repetidas? Debe haberlo entendido así Podemos porque no se le conocen ruedas de prensa para meterse en esa refriega diaria; han renunciado a la mayor obsesión de todos los partidos políticos, la presencia diaria para rebatir al contrario. La confrontación sistemática. Deben haber pensado los de Podemos que el mayor beneficiario de esas disputas es quien no participa en ellas. A Podemos, en definitiva, les vale con el silencio porque les distancia de la melé y, subliminalmente, les acerca a quien asiste hastiado a la misma historia repetida desde la soledad de un currante que vuelve a su casa y se empapa de las noticias de la radio en el atasco de las ocho de la tarde. Cuando impera el ruido, el silencio es el arma más eficaz. Deben haberlo pensado así.
Esos tipos, que son estrategas de la comunicación política, van subiendo como la espuma en las encuestas (ya no hay nadie que discuta ese fenómeno político) por estrategias como esta, que rompen con lo establecido. Otra cosa será, bien es cierto, que la misma estrategia se pueda mantener en las siguientes etapas de crecimiento de esta nueva formación, si se confirman los porcentajes crecientes de las encuestas que se conocen.
La estrategia de consolidación de Podemos cambiará en cuanto sus dirigentes tomen asiento en las instituciones porque entonces ya no servirá sólo el silencio, ni las denuncias reiteradas de ‘la casta’ privilegiada que ocupa los cargos públicos en España. Entonces sólo servirán las respuestas ante problemas concretos, y es ahí, precisamente, donde está aflorando ya la principal incógnita de Podemos sobre su futuro mismo.
Ante el largo proceso constituyente que comienza este próximo fin de semana, ya han surgido diferencias notables entre la ‘cúpula pensante’ de Podemos (Pablo Iglesias, Monedero o Carolina Bescansa) y la principal corriente interna, Izquierda Anticapitalista (Pablo Echenique, Teresa Rodríguez…), que exige pronunciamientos y propuestas más radicales. No les sirve, en definitiva, eso que tanto repite Pablo Iglesias de que Podemos no es ni de izquierdas ni de derechas; que igual desdeña la política del PSOE como la del Partido Popular, como la de la extrema izquierda española, “que no sabe mirar más allá de su ombligo y reconocer que fuera de sus parámetros ideológicos puede haber inteligencia” (Conversación con Pablo Iglesias. Ediciones Turpial).
Unos y otros, dentro de Podemos, se encuentran y se reconocen en los movimientos, en las asambleas, en “las mareas” del descontento, pero edificar una estructura de poder sobre ese sustento arenoso ha sido hasta ahora un imposible físico. Jerarquía o caos. Como los silencios, que pueden ser una estrategia perfecta de oposición. La más eficaz. Pero se rompe en cuanto llega el poder y empieza exigir soluciones y respuestas a los problemas diarios.
http://blogs.elconfidencial.com/espana/matacan/2014-10-14/los-silencios-de-podemos_238918/
No están. No se les ve. Han convertido el silencio, los silencios, en un arma política poderosa, acaso la más importante de la que disponen. Y los adversarios políticos, ese río revuelto de desencanto y de frustraciones en el que pescan, ni siquiera son conscientes porque nadie les había enseñado a combatir los silencios en política; porque sería como enviar a un ejército entrenado en el cuerpo a cuerpo a luchar contra fantasmas invisibles, que se esfuman como el humo, porque están y no están.
Entre las innovaciones políticas de Podemos, que ya nadie discute, se encuentra esta eficaz forma de ausentarse del fregado político diario. Sencillamente, no están. En Podemos no existen las ruedas de prensa diarias para aparecer en las noticias junto a los portavoces de las demás fuerzas políticas, ese carrusel que se ha hecho tan indigesto, esa noria de cangilones esparciendo culpas. Ese ventilador diario.
Los silencios de Podemos, que pasan inadvertidos, pueden ser su mayor fuerza electoral, la principal atracción con la ciudadanía porque sutilmente logran afianzar cada día aquello en lo que más insisten, el deterioro de las fuerzas políticas tradicionales; eso que llaman "la casta". Subliminalmente, convierten la ausencia en la presencia más poderosa.
Estalla un escándalo como esta última vergüenza de las ‘tarjetas black’, y el ritual político que viene a continuación es posible adivinarlo sin margen de error. Porque siempre es igual: las relevaciones de los medios de comunicación, las investigaciones policiales o las sentencias judiciales provocan una cadena de ruedas de prensa en la que los partidos políticos afectados se mostrarán escandalizados por aquello que ocurría en sus filas y nunca detectaron. “Tolerancia cero con la corrupción”, dirán elevando el tono. Y luego, como sacudiéndose la chaqueta: “Colaboración total con la Justicia. Caiga quien caiga”.
Enfrente, si ha lugar porque no se hayan visto afectados por ese escándalo, se convocará otra rueda de prensa en la que se exigirán dimisiones “al más alto nivel” en el partido rival, y se anunciará una batería de medidas parlamentarias para exigir comparecencias y solicitar, de inmediato, “una comisión de investigación”. Luego, durante varios días o semanas, más ruedas de prensa de desmentidos y matizaciones. Alguien, para defenderse, recordará los escándalos judiciales de los que está pendiente el de enfrente y reprochará el caso aquel de un diputado, de un concejal o de un alcalde que está procesado por prevaricación y sigue siendo uno de los hombres fuertes del otro partido. “No admitimos lecciones de nadie”, que es la frase con la que se concluyen los rifirrafes.
¿Cuántas veces hemos asistido al mismo debate? ¿Cuántas veces las mismas palabras repetidas? Debe haberlo entendido así Podemos porque no se le conocen ruedas de prensa para meterse en esa refriega diaria; han renunciado a la mayor obsesión de todos los partidos políticos, la presencia diaria para rebatir al contrario. La confrontación sistemática. Deben haber pensado los de Podemos que el mayor beneficiario de esas disputas es quien no participa en ellas. A Podemos, en definitiva, les vale con el silencio porque les distancia de la melé y, subliminalmente, les acerca a quien asiste hastiado a la misma historia repetida desde la soledad de un currante que vuelve a su casa y se empapa de las noticias de la radio en el atasco de las ocho de la tarde. Cuando impera el ruido, el silencio es el arma más eficaz. Deben haberlo pensado así.
Esos tipos, que son estrategas de la comunicación política, van subiendo como la espuma en las encuestas (ya no hay nadie que discuta ese fenómeno político) por estrategias como esta, que rompen con lo establecido. Otra cosa será, bien es cierto, que la misma estrategia se pueda mantener en las siguientes etapas de crecimiento de esta nueva formación, si se confirman los porcentajes crecientes de las encuestas que se conocen.
La estrategia de consolidación de Podemos cambiará en cuanto sus dirigentes tomen asiento en las instituciones porque entonces ya no servirá sólo el silencio, ni las denuncias reiteradas de ‘la casta’ privilegiada que ocupa los cargos públicos en España. Entonces sólo servirán las respuestas ante problemas concretos, y es ahí, precisamente, donde está aflorando ya la principal incógnita de Podemos sobre su futuro mismo.
Ante el largo proceso constituyente que comienza este próximo fin de semana, ya han surgido diferencias notables entre la ‘cúpula pensante’ de Podemos (Pablo Iglesias, Monedero o Carolina Bescansa) y la principal corriente interna, Izquierda Anticapitalista (Pablo Echenique, Teresa Rodríguez…), que exige pronunciamientos y propuestas más radicales. No les sirve, en definitiva, eso que tanto repite Pablo Iglesias de que Podemos no es ni de izquierdas ni de derechas; que igual desdeña la política del PSOE como la del Partido Popular, como la de la extrema izquierda española, “que no sabe mirar más allá de su ombligo y reconocer que fuera de sus parámetros ideológicos puede haber inteligencia” (Conversación con Pablo Iglesias. Ediciones Turpial).
Unos y otros, dentro de Podemos, se encuentran y se reconocen en los movimientos, en las asambleas, en “las mareas” del descontento, pero edificar una estructura de poder sobre ese sustento arenoso ha sido hasta ahora un imposible físico. Jerarquía o caos. Como los silencios, que pueden ser una estrategia perfecta de oposición. La más eficaz. Pero se rompe en cuanto llega el poder y empieza exigir soluciones y respuestas a los problemas diarios.
http://blogs.elconfidencial.com/espana/matacan/2014-10-14/los-silencios-de-podemos_238918/
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Carta al amigo Paco
Las sociedades antiguas (de las que nos resulta más conocida la Romana) han sido siempre de carácter vertical, piramidal: el jefe manda y todos los demás dependen de él en un sistema de clientelas sucesivas, como un racimo de cerezas. Eso quiere decir que de un jefe dependen, digamos, 28 nobles, los cuales tienen cada uno sus correspondientes clientelas (unos más y otros menos, según su área de influencia) y así en capas sucesivas hasta llegar a la más baja desde el punto de vista social. Ha sido y sigue siendo muy propio de los países llamados "mediterráneos" por unos y "católicos" por otros; términos ambos entendidos en sentido cultural amplio. En cualquier caso, en países donde la fe en las personas es superior a la que se tiene en las instituciones.
Las sociedades modernas (las que arrancan de la llamada Ilustración europea) en cambio tienden a darle más importancia a la horizontalidad, de modo que el jefe sólo lo puede ser en principio si los demás, que se consideran sus iguales, lo designan para un tiempo. La competencia manda en todos los órdenes de la vida y, por ejemplo, los empleos en la administración se han de cubrir mediante oposición abierta y no mediante designación, haciendo imposible el "enchufe". En el plano religioso esto se ve en ese mundo "protestante" de quienes no pueden esperar que nadie de una escala superior (un confesor, por ejemplo) los perdone sino que han de justificarse por sus propias obras. El sistema clientelar, a diferencia de lo que pasa entre nosotros, no es considerado de casi obligado cumplimiento. Lo que, por otro lado, les plantea el problema de encontrarse menos acogidos por el grupo al predominar el individualismo a ultranza, limitado sólo por el contrato social (racional, no emocional) establecido en el marco de las instituciones.
Es verdad que esto no se cumple estrictamente en ningún sitio, pero las tendencias culturales marcan mucho. Y entre nosotros es fácil ver que la desconfianza grande que se viene manifestando últimamente en los que mandan viene más ligada al hecho coyuntural de una crisis económica que arrastra otros tipos de crisis, que a un hecho estructural. Somos como somos y nos revolvemos cuando los jefes no dejan que los beneficios permeen hacia abajo, como venía sucediendo antes de que los de arriba empezaran a hacer recortes por abajo mientras ellos pretendían fugarse con el santo y la limosna.
En situaciones así los pequeños, que se sienten desamparados, buscan un guía que le ofrezca una solución a sus problemas. A veces eso sucede al margen de las instituciones, como sucedió con la revolución socialista soviética en el Imperio Ruso, y otras dentro del propio sistema. Aquí en España hoy encontramos un grupo denominado Podemos (Yes, we can) que ha sido alentado de alguna manera desde las televisiones privadas de carácter capitalista (Intereconomía, La 13, la Sexta [de J.M. Lara, quien también gana dinero con La Razón]...) y está encauzando el descontento de una gran parte de los antiguos votantes de los otros partidos tradicionales y es muy posible que muchas personas lo voten sólo para echar a los políticos que hay. Así paso en Italia en los 90, cuando por causa de la corrupción ("tangentopolis") desaparecieron los partidos surgidos de la restauración democrática de 1946, y al poco tiempo eligieron a Berlusconi. Y ya se sabe como termino todo allí. Aunque evidentemente no tiene por qué suceder aquí lo mismo. El fracaso de las elites venezolanas, -nos dice Jesús Cacho- por citar un país de moda al respecto, a la hora de construir un Estado moderno digno de tal nombre trajo como consecuencia la llegada de Chávez. En el pecado, la penitencia. El régimen chavista no ha arreglado el desastre social que preside la vida de uno de los países más ricos del mundo, pero ha dañado gravemente muchas de las libertades básicas que distinguen a las democracias dignas de tal nombre. Los nuevos ricos del chavismo se lo siguen llevando a Miami como hacían los viejos ricachones de antaño. Venezuela, al fin y al cabo, tiene un petróleo que era muy interesante para EEUU antes del fracking y que ahora lo es para China. Aquí, en cambio, no tenemos esas cosas que pueden hacer popular a un régimen que reparte el dinero con largueza entre los desfavorecidos del sistema. Por tanto, como en el caso de Italia, los paralelos no son desde luego exactos ni se puede prever un desarrollo similar de los acontecimientos
Son las reflexiones, un poco largas, que me han sugerido tu muy oportuno artículo, Paco. Es sólo mi opinión, desde luego, que estoy dispuesto a cambiar en cuanto encuentre otra mejor, propia o ajena.
Saludos cordiales.
Las sociedades modernas (las que arrancan de la llamada Ilustración europea) en cambio tienden a darle más importancia a la horizontalidad, de modo que el jefe sólo lo puede ser en principio si los demás, que se consideran sus iguales, lo designan para un tiempo. La competencia manda en todos los órdenes de la vida y, por ejemplo, los empleos en la administración se han de cubrir mediante oposición abierta y no mediante designación, haciendo imposible el "enchufe". En el plano religioso esto se ve en ese mundo "protestante" de quienes no pueden esperar que nadie de una escala superior (un confesor, por ejemplo) los perdone sino que han de justificarse por sus propias obras. El sistema clientelar, a diferencia de lo que pasa entre nosotros, no es considerado de casi obligado cumplimiento. Lo que, por otro lado, les plantea el problema de encontrarse menos acogidos por el grupo al predominar el individualismo a ultranza, limitado sólo por el contrato social (racional, no emocional) establecido en el marco de las instituciones.
Es verdad que esto no se cumple estrictamente en ningún sitio, pero las tendencias culturales marcan mucho. Y entre nosotros es fácil ver que la desconfianza grande que se viene manifestando últimamente en los que mandan viene más ligada al hecho coyuntural de una crisis económica que arrastra otros tipos de crisis, que a un hecho estructural. Somos como somos y nos revolvemos cuando los jefes no dejan que los beneficios permeen hacia abajo, como venía sucediendo antes de que los de arriba empezaran a hacer recortes por abajo mientras ellos pretendían fugarse con el santo y la limosna.
En situaciones así los pequeños, que se sienten desamparados, buscan un guía que le ofrezca una solución a sus problemas. A veces eso sucede al margen de las instituciones, como sucedió con la revolución socialista soviética en el Imperio Ruso, y otras dentro del propio sistema. Aquí en España hoy encontramos un grupo denominado Podemos (Yes, we can) que ha sido alentado de alguna manera desde las televisiones privadas de carácter capitalista (Intereconomía, La 13, la Sexta [de J.M. Lara, quien también gana dinero con La Razón]...) y está encauzando el descontento de una gran parte de los antiguos votantes de los otros partidos tradicionales y es muy posible que muchas personas lo voten sólo para echar a los políticos que hay. Así paso en Italia en los 90, cuando por causa de la corrupción ("tangentopolis") desaparecieron los partidos surgidos de la restauración democrática de 1946, y al poco tiempo eligieron a Berlusconi. Y ya se sabe como termino todo allí. Aunque evidentemente no tiene por qué suceder aquí lo mismo. El fracaso de las elites venezolanas, -nos dice Jesús Cacho- por citar un país de moda al respecto, a la hora de construir un Estado moderno digno de tal nombre trajo como consecuencia la llegada de Chávez. En el pecado, la penitencia. El régimen chavista no ha arreglado el desastre social que preside la vida de uno de los países más ricos del mundo, pero ha dañado gravemente muchas de las libertades básicas que distinguen a las democracias dignas de tal nombre. Los nuevos ricos del chavismo se lo siguen llevando a Miami como hacían los viejos ricachones de antaño. Venezuela, al fin y al cabo, tiene un petróleo que era muy interesante para EEUU antes del fracking y que ahora lo es para China. Aquí, en cambio, no tenemos esas cosas que pueden hacer popular a un régimen que reparte el dinero con largueza entre los desfavorecidos del sistema. Por tanto, como en el caso de Italia, los paralelos no son desde luego exactos ni se puede prever un desarrollo similar de los acontecimientos
Son las reflexiones, un poco largas, que me han sugerido tu muy oportuno artículo, Paco. Es sólo mi opinión, desde luego, que estoy dispuesto a cambiar en cuanto encuentre otra mejor, propia o ajena.
Saludos cordiales.
Última edición por Genaro Chic el Miér Oct 12, 2016 2:16 pm, editado 1 vez
Genaro Chic- Mensajes : 729
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Re: El asunto Podemos
Alfonso Lazo Díaz, nacido en 1936, profesor jubilado de Historia Contemporánea de la Universidad de Sevilla, es un socialista que perteneció al PSP de Tierno Galván. Fue diputado del PSOE en el Congreso (1977-1996), portavoz socialista en materia universitaria y presidente de la comisión del Defensor del Pueblo. Actualmente no ejerce labor política ni docente pero sí tiene columna en el diario El Mundo Andalucía donde publicó el día 7 de noviembre un artículo titulado “Hablemos de Podemos”, que creo, por lo bien estructurado que se presenta, que puede ser de interés conocer para enriquecer el debate, con independencia de que se pueda sentir simpatía o antipatía por lo que en él se dice:
"Me había hecho el firme propósito de no malgastar una sola línea escribiendo sobre el artilugio mediático que las televisiones de Lara y de Berlusconi han dado a luz. Pero a la vista de los sondeos electorales creo que caben algunas reflexiones nuevas acerca de Podemos. Lo mismo que ocurrió con la crisis de 1929, la presente crisis alimenta en Europa fenómenos políticos de un extremo radicalismo. Cuando el acento de la coyuntura recae en escandalosas injusticias sociales y la explotación de los débiles lo que emerge es el radicalismo de izquierdas; cuando, en cambio, el escándalo proviene de la corrupción política nos encontramos con el crecimiento de la extrema derecha. Creo percibir que en Podemos se funde comunismo con fascismo, dos movimientos históricos no tan disímiles como la gente cree.
Los fascismos de los años 20 y 30 del pasado siglo fueron movimientos de masas en la calle -hoy algunos lo llaman democracia directa- que supuestamente decidían los destinos del país frente a los cambalaches corruptos de la democracia parlamentaria. Eran partidos estatistas, se decían anticapitalistas y veneraban a un líder carismático. En 1933, y en una larga entrevista, Emil Ludwig preguntó a Mussolini: «Si ustedes -cito de memoria- se llaman revolucionarios y antiburgueses, por qué no nacionalizan los medios de producción». Y contestó el Duce: «Nosotros decretamos precios y salarios, ordenamos lo que debe producirse, fijamos entregas obligatorias al Estado y podemos cerrar una empresa si queremos. Entonces, para qué nacionalizar». Y era verdad. Distintos en los matices -capitalismo de Estado comunista, intervencionismo fascista de la economía-, fueron idénticos en los fundamentos: fin de las libertades, adoración del jefe, estructuras totalitarias y pensamiento obligatorio. Por eso Podemos no quiere distinguir entre izquierdas y derechas; por eso muchas de sus expresiones recuerdan tanto a las JONS de Ledesma, por eso en sus filas se confunden leninistas y grupos que se llaman ellos mismos 'Fascismo Rojo'. ¿Es posible en España evitar los estragos de semejante extravagancia? No es posible.
Mientras en Grecia socialistas y conservadores se alían para impedir la llegada al poder del radicalismo izquierdista de Syriza; y mientras en Francia ha ocurrido y ocurrirá lo mismo para frenar a Le Pen, aquí es inimaginable una gran coalición PP-PSOE como en Alemania. Hace ya tiempo que dada las circunstancias españolas -crisis económica, crisis territorial (Cataluña) y crisis moral (corrupción)- debería haberse llegado a una alianza de salvación pública entre los dos grandes partidos constitucionales. Pero no: el PSOE poszapaterista -sea en versión Pedro Sánchez, sea en versión de Susana [Díaz]- no tiene otro proyecto que la destrucción para siempre del PP; de modo que si Sánchez o Susana -digan lo que digan ahora- necesitan de Podemos para alcanzar ese objetivo no dudarán un instante.
Lo veremos por adelantado en las próximas elecciones locales cuando, por ejemplo, Zoido en Sevilla pierda la mayoría absoluta. Queda de momento en el aire si el nuevo alcalde será Espadas con el apoyo y las condiciones de Podemos (Ganemos), o bien el cura Chamizo (Podemos) con el apoyo del PSOE sin condiciones".
http://www.elmundo.es/andalucia/2014/11/07/545c79d822601d787f8b456b.html .
NOTA:
Estos movimientos políticos no surgen para acabar con la democracia, sino para llenar el hueco dejado por su ausencia.
"Me había hecho el firme propósito de no malgastar una sola línea escribiendo sobre el artilugio mediático que las televisiones de Lara y de Berlusconi han dado a luz. Pero a la vista de los sondeos electorales creo que caben algunas reflexiones nuevas acerca de Podemos. Lo mismo que ocurrió con la crisis de 1929, la presente crisis alimenta en Europa fenómenos políticos de un extremo radicalismo. Cuando el acento de la coyuntura recae en escandalosas injusticias sociales y la explotación de los débiles lo que emerge es el radicalismo de izquierdas; cuando, en cambio, el escándalo proviene de la corrupción política nos encontramos con el crecimiento de la extrema derecha. Creo percibir que en Podemos se funde comunismo con fascismo, dos movimientos históricos no tan disímiles como la gente cree.
Los fascismos de los años 20 y 30 del pasado siglo fueron movimientos de masas en la calle -hoy algunos lo llaman democracia directa- que supuestamente decidían los destinos del país frente a los cambalaches corruptos de la democracia parlamentaria. Eran partidos estatistas, se decían anticapitalistas y veneraban a un líder carismático. En 1933, y en una larga entrevista, Emil Ludwig preguntó a Mussolini: «Si ustedes -cito de memoria- se llaman revolucionarios y antiburgueses, por qué no nacionalizan los medios de producción». Y contestó el Duce: «Nosotros decretamos precios y salarios, ordenamos lo que debe producirse, fijamos entregas obligatorias al Estado y podemos cerrar una empresa si queremos. Entonces, para qué nacionalizar». Y era verdad. Distintos en los matices -capitalismo de Estado comunista, intervencionismo fascista de la economía-, fueron idénticos en los fundamentos: fin de las libertades, adoración del jefe, estructuras totalitarias y pensamiento obligatorio. Por eso Podemos no quiere distinguir entre izquierdas y derechas; por eso muchas de sus expresiones recuerdan tanto a las JONS de Ledesma, por eso en sus filas se confunden leninistas y grupos que se llaman ellos mismos 'Fascismo Rojo'. ¿Es posible en España evitar los estragos de semejante extravagancia? No es posible.
Mientras en Grecia socialistas y conservadores se alían para impedir la llegada al poder del radicalismo izquierdista de Syriza; y mientras en Francia ha ocurrido y ocurrirá lo mismo para frenar a Le Pen, aquí es inimaginable una gran coalición PP-PSOE como en Alemania. Hace ya tiempo que dada las circunstancias españolas -crisis económica, crisis territorial (Cataluña) y crisis moral (corrupción)- debería haberse llegado a una alianza de salvación pública entre los dos grandes partidos constitucionales. Pero no: el PSOE poszapaterista -sea en versión Pedro Sánchez, sea en versión de Susana [Díaz]- no tiene otro proyecto que la destrucción para siempre del PP; de modo que si Sánchez o Susana -digan lo que digan ahora- necesitan de Podemos para alcanzar ese objetivo no dudarán un instante.
Lo veremos por adelantado en las próximas elecciones locales cuando, por ejemplo, Zoido en Sevilla pierda la mayoría absoluta. Queda de momento en el aire si el nuevo alcalde será Espadas con el apoyo y las condiciones de Podemos (Ganemos), o bien el cura Chamizo (Podemos) con el apoyo del PSOE sin condiciones".
http://www.elmundo.es/andalucia/2014/11/07/545c79d822601d787f8b456b.html .
NOTA:
Estos movimientos políticos no surgen para acabar con la democracia, sino para llenar el hueco dejado por su ausencia.
Genaro Chic- Mensajes : 729
Fecha de inscripción : 02/02/2010
Podemos en clave religiosa
"Hasta ahora, los acercamientos teóricos al fenómeno Podemos han sido exclusivamente políticos, pero falta una perspectiva religiosa que los complemente y matice. Y por religiosa me refiero a entender el fenómeno Podemos como un fenómeno más religioso que político, similar a otros fenómenos religiosos como el cristianismo primitivo o la reforma protestante. No quiere decir esto que Podemos sea una secta o grupo religioso, sino que el fenómeno socio-político que se ha producido en torno a Podemos se ha desarrollado como un fenómeno religioso o, por lo menos, con muchas de sus características y rasgos. No porque los líderes o seguidores de Podemos lo hagan así (emic) conscientemente, pero sí que ha derivado en eso: acaban actuando como si fueran una religión, y sus seguidores se comportan de un modo muy parecido a la religión. Dicho de otra forma: un observador etic podría clasificar el fenómeno Podemos entre otros fenómenos religiosos al observar en aquél rasgos propios de éstos. O podría entender mejor a Podemos si lo analiza desde ese prisma de las religiones, como si fuera una religión, que desde otros. No sería la primera vez que un partido o movimiento político adquiere rasgos religiosos que no estaban en su origen ni en sus intenciones, o que se desarrolla de forma parecida a las religiones. El comunismo o el ecologismo, por lo menos en algunas de sus formas, también han mostrado rasgos similares. En cualquier caso, presentamos aquí esta hipótesis que, como tal, queda sometida a la crítica argumentada (¿puede haber otra?), de modo que, a la postre, pueda comprobarse si la hipótesis es una auténtica analogía o una mera homología".
Lo que he copiado arriba es un pequeño fragmento del comienzo de un texto muy interesante publicado en la página Filosofía en la Red. Pasión por el conocimiento. Su autor es Andrés Carmona Campo, licenciado en Filosofía y Antropología Social y Cultural, Profesor de Filosofía en un Instituto de Enseñanza Secundaria. Para los que compartan esa pasión por el conocimiento, que algunos tenemos, señalo los enlaces correspondientes:
http://www.filosofiaenlared.com/2014/12/podemos-en-clave-religiosa-andres.html
y
http://www.filosofiaenlared.com/2014/12/podemos-en-clave-religiosa-ii-andres.html
Genaro Chic- Mensajes : 729
Fecha de inscripción : 02/02/2010
Re: El asunto Podemos
De ese pesimismo, negro e insondable, que provocan situaciones extremas, como las crisis económicas, arrancan, es una ley histórica, políticas radicales. Y del cúmulo de decepciones que despiertan los partidos tradicionales suelen emerger líderes que se envuelven en el redentorismo y se proclaman carismáticamente capaces de enmendar vicios y conflictos, hasta inclusive resolverlos desde la Transición hasta nuestros días, nada más y nada menos. Si a esto unimos que cuanto más paralizadas e indecisas parecen las marcas PSOE e IU, mayores son las horas de gloria trasvasadas a una coalición que crece escudada en la imagen de “EL PUEBLO”, entonces podemos comprender el origen de un grupo que, desde el movimiento del 15-M, emplea como seña de identidad la lengua del populismo.
El populismo y sus falsos referentes
La invocación al “Pueblo”, otras veces aclamado “sociedad civil”, parece ser la fuerza de arrastre de Podemos. Y desde luego que lo es, y más cuando el término “Pueblo” remite a ese ente que carece de protagonismo en la vida pública salvo en aquellas ocasiones, contadísimas, en que por la vía del sufragio otorga legitimidad a unas élites políticas. Por tanto, y dado que los de Podemos quieren refundar la democracia vigorizando el papel del Pueblo, yo les lanzo la pregunta que formulara el filósofo Earnest Gellner: “¿quién escoge a los que escogen?”1
Desato esta paradoja porque en el programa económico de Podemos se recoge la promesa de “promover y garantizar la constante y más amplia participación de la gente en la toma de decisiones económicas”2, amén de que un miembro del Consejo Ciudadano de Podemos y antiguo militante de una organización armada marxista-leninista, se trata del padre del líder de Podemos, ha definido “lo democrático” de esta guisa: “lo que reparte poder entre la gente, entre usted y yo, entre todos”, hablando claro.
Ni que decir tiene que bajo este planteamiento populista que no distingue entre gobernantes y gobernados late la filosofía de Jean-Jacques Rousseau. Sin embargo, y fuera confusiones, Rousseau fue un antidemócrata convencido, ya que excluyó al pueblo bajo, a mujeres y esclavos de las esferas de la democracia y, además, impidió en su modelo político el más mínimo signo de divergencia, pluralismo y libertad individual. Recuérdense las cláusulas de su Contrato social: éstas no se discuten ni fueron “jamás formalmente enunciadas”, tal era el tenor de Rousseau.2
Saco a colación estas referencias debido a las palabras del líder de Podemos. Tras preguntarle Ana Pastor por cómo se iban a tomar las decisiones, Pablo Iglesias le confiesa que la palabra “órgano de Dirección” le “parece feísima”, que “los espacios de decisión que se tomen tienen que ser siempre respetuosos con la participación de la gente” (minuto 2’16 a 2’46). Y agrega: “yo creo que la gente no tiene que mandar o en todo caso, como decían unos amigos mejicanos, mandar obedeciendo” (minuto 2’50).
Acabáramos, tanta blablá para al final enseñar sus querencias autoritarias. Por cierto, que mandar obedeciendo, ser libre acatando y participar callando… es el engrudo revolucionario de Rousseau, autor que rescata Iglesias en el chascarrillo mejicano. Y es que Rousseau señalaba que las personas vinculadas al nuevo pacto político no precisan hablar ni intercambiar ideas porque “del silencio general debe presumirse el consentimiento del pueblo”.4
Ahí entonces empieza y acaba la utopía del gobierno asambleario cuya existencia es tan ilusoria como real ha sido la no integración, dentro de Podemos, de voces y sectores críticos. ¡Hasta ha desaparecido el grupo de Izquierda Anticapitalista! Lo cual nos conduce a un partido que no incluye pluralidades ni heterogeneidades. O sea: lo mismo que les pasa a las formaciones al uso.
Debajo de la piel de oveja
Loable, muy loable es querer poner punto final a la corrupción política y financiera. Meritorio, absolutamente meritorio es incorporar los problemas de las personas dentro de la agenda de la política. La cuestión estriba, aparte de recomendaciones y hermosos imperativos morales, en que carecen de un programa “articulado y claro” en torno a asuntos tan graves. En cambio, pretenden importar la censura de las 'leyes mordaza' de Venezuela, Ecuador y Argentina, pues su líder, Pablo Iglesias, defiende la idea de controlar la prensa española. Y si éste ha declamado aquella salmodia osificada de que “el cielo no se toma por consenso. Se toma por asalto”, Lola Sánchez, eurodiputada de Podemos, asiente que "la gente ya sabe cómo tiene que trabajar y organizarse para asaltar ayuntamientos y asambleas autonómicas”.
Quien ha sido elegido secretario general con bastante menos del 50% de los votos boicoteaba conferencias en la Facultad de Políticas, como la de Rosa Díez (véase minuto 1’57), al tiempo que en el día de su puesta de largo, en el Hotel Ritz, evacua a un hombre del auditorio porque le pregunta delante de todo el mundo: “¿asesoró usted en Venezuela participando en la represión contra mi hija estudiante?”. Por estos y otros comportamientos, algunas viejas glorias del izquierdismo español, como Alfonso Guerra y Tezanos, han concluido que la directiva de Podemos se mueve con consignas nazis y estalinistas.
Desde luego, la ponderación no constituye un rasgo de ese pretérito militante comunista llamado Pablo Iglesias. “Antisistema” sí es, pues exhibe comprensión con los miembros criminales de ETA mientras tilda de "fascista" a la AVT. “Autoritario”, también, al preferir la compañía del dictador venezolano Chávez, igual que ahora trabaja para la cadena Hispan-TV perteneciente a la tiranía teocrática de Irán.
Por otra parte, este excelente fustigador de los errores de nuestra casta política se empeña en mantener los suyos propios a buen recaudo. De ahí que corra un tupido velo sobre los affaires que aquejan a su guardia pretoriana. Nada ha aclarado sobre Íñigo Errejón, ninguna duda ha manifestado acerca de la honorabilidad de Tania Sánchez, envuelta en casos de nepotismo, en tanto que de José Carlos Monedero entona, -música, por favor-, que es “un buen patriota”, a pesar de sus irregularidades contables.
En cualquier caso, este 31 de enero no va a ser, en el santoral del populismo, el día del gobierno de la gente, como proclama su guía. Sino una fecha en la que otro grupo político que dice “representar la ilusión” busca denodadamente el poder para convertirse en una maquinaria radicalizada que escombre a la izquierda. Y a la derecha.
Éste es un artículo de Teresa González Cortés publicado en
http://vozpopuli.com/blogs/5435-teresa-g-cortes-podemos-y-su-cuchipanda
NOTAS:
1 Earnest Gellner (1974), Selected Philosophical Themes. Contemporary Thought and Politics, Routledge, London, 2003, p. 40.
2 Vicenç Navarro y Juan Torres López (2014), Un proyecto enocómico para la gente(Podemos), documento en PDF, p. 19.
3 Jean-Jacques Rousseau (1762), Le contrat social, ou Principes du droit politique, Imprimerie d’Amable Le Roy, 1792, lib. I, cap. VI, p. 23.
4 Ibídem, lib. II, cap. I, p. 38-39.
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