Prestigio vs Mercado
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La democracia ¿qué es?

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Mensaje  Genaro Chic Jue Mayo 23, 2019 3:08 pm

LA DEMOCRACIA

Desde que existe el Estado, superando el nivel  de las agrupaciones basadas en una relación sanguínea de sus miembros, real o supuesta (tribus, por ejemplo) hemos asistido a una pugna entre el poder político, de base militar y tendente a forzar en provecho de los humanos del grupo los límites de lo natural; y la autoridad religiosa, o sea la que se ha esforzado por religar al hombre con las fuerzas de la naturaleza.

La pugna y/o colaboración de las dos entidades rectoras de los humanos se fue desarrollando, en todas partes donde surgió el Estado, de forma que la autoridad (capacidad de lograr que los demás te sigan) se fue tiñendo de poder (capacidad de obligar a los demás a que te sigan) y viceversa, adquiriendo el mundo político rasgos de autoridad.

En este marco creo que debemos considerar la utilización de lo que los romanos denominaron merx (genitivo mercis) u objeto de intercambio: merced o mercancía, llamado así según  si relación económica se basaba predominantemente en el prestigio personal o en el mercado impersonal. Un tema que merece la pena ser estudiado a fondo, cosa que aún no ha sucedido, pero que, simplificando muchísimo, nos puede dar a pie a plantear el cambio desde sociedades estamentales a sociedades de clase.

Si prestamos atención a lo sucedido en Europa podemos ver que el dinero -unidad de medida económica en el que se mezcla lo racional cuantitativo y lo emocional cualitativo- durante muchísimo tiempo fue una atribución del poder político, de modo que la acuñación de moneda fue un atributo exclusivo de éste. Y el acceso (o no) a las fuentes de los metales prestigiosos (oro y plata) determinó en muchas ocasiones el poder de los jefes políticos (apoyados por los religiosos en mayor o menor pugna).

La mayor abundancia en los mercados de documentos negociables relativos al dinero monetario coincidió, como era de esperar, con las mayores disposiciones de metal real, pero dio paso insensiblemente a dar un valor de fe a éstos, que se fueron convirtiendo en dinero fiduciario, o sea basado en una fe cada vez más intangible. Y los reyes, cada vez más necesitados de dinero para sus empresas políticas, fueron paulatinamente permitiendo a los bancos crear dinero de la nada, a través de préstamos que hacían de dinero físico que realmente no tenían, aunque a la gente se le hacía creer que sí. Es a lo que se llama el dinero fiat cuando se encuentra respaldado directamente por el Estado.

Dado que, quien hace el dinero es quien realmente manda, no es de extrañar que pronto los verdaderos amos del dinero, de su potencial religioso (fiduciario), quisieran una vez más dar el salto al control del poder político, para lo cual se basaron en desligar progresivamente al pueblo de sus señores haciendo que la representación de aquél fuera cada vez mayor en los gobiernos, aumentando la capacidad del pueblo para elegir a sus gobernantes a través de un voto cada vez más individualizado. Tan es así que se le llegó a dar al nuevo sistema el nombre de democracia en un alarde de manipulación del lenguaje, de forma que el votante creyera que significaba "gobierno del pueblo" al darle a la palabra griega kratía (fuerza) un significado que no tenía pues este significado correspondía a kybérnesis, el pilotaje de la nave del Estado.

Las élites siguieron siendo, pues, élites, aunque, teóricamente al menos, la lucha por el poder se hacía menos cruenta al canalizar la fuerza a través del voto.  

Esta es la causa principal de que muchas veces la gente se sienta engañada por la utilización indebida de la palabra democracia, y no duden a veces en seguir otras formas de gobierno que le resulten más atractivas, al menos de entrada. Es lo que sucede por ejemplo con los populismos, bien conocidos (aunque con frecuencia ocultados como tales) en nuestra historiografía.

Por ejemplo, es lo que sucede en Roma en el momento en que una persona distinguida, Tibero Sempronio Graco  (primo de Publio Cornelio Escipión Emiliano),  busque en 133 a.C. ponerse al frente del pueblo o pupulus (al que ya anteriormente (Ley Hortensia de 286 a.C.) se había equiparado la plebe (plebs)) ofreciéndole el desarrollo de una serie de medidas que hoy, en cierto modo, podríamos llamar "socialdemócratas".

La lucha entre los partidarios del gobierno representativo (optimates) y los populistas (populares) fue larga y sangrienta, pero al final triunfó en la práctica con el acceso al pode de Gayo Julio César [100-44 a.C.], imponiendo las fasces militares totalitarias al senado representativo a través de elecciones. Algo que quedó refrendado de forma definitiva con su heredero del mismo nombre, más conocido por el título religioso que se le atribuyó: Augusto [63 a.c.-14 d.C.], el más grande. A partir de él el gobierno se basó en el imperium, el poder militar.

En nuestros días, a pesar de los enormes cambios acaecidos en veinte siglos, la disputa continúa, y hay personas que se dedican a llamar la atención sobre el engaño que estiman que se oculta tras el concepto "gobierno democrático". Por su claridad expositiva recomiendo la visión de este breve vídeo al que se puede acceder a través del enlace

https://www.youtube.com/watch?v=k8vVEbCquMw&feature=youtu.be

Su autor, de hecho, recomienda : "No veas este vídeo si vas a votar"




Genaro Chic

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